Ha sido un placer... Una auténtica pasada formar parte del gran espectáculo que ha supuesto la Euroliga 2017/18 para el básket continental. El Unicaja ha sido juez y parte de este nuevo formato de la Euroliga, que ha cumplido dos años y que tiene pinta de cuajar, con futura ampliación a 18 clubes, para convertirse en un verdadero referente. Una «pequeña» NBA aquí en Europa. Es incomparable el universo yanqui con el nuestro, pero si hay un torneo que se puede parecer y arañarle las migajas, es esta Euroliga de todos contra todos, a 30 jornadas, en la que el Unicaja ha tenido el honor de jugar y competir hasta que las fuerzas le han durado. Una pena esos finales de partido. Esa derrota casera ante el Brose. Aquel partido ante el Khimki. Ese triple y ese tapón del lituano Ulanovas... Cuatro partidos que hubieran cambiado el rumbo de esta Euroliga. Que hubiesen puesto al Unicaja entre los ocho mejores. Una coronación en toda regla a la despedida de este Viernes Santo de la Euroliga del Martín Carpena.

Unicaja y Olympiacos jugarán en Málaga la penúltima jornada de la competición. Málaga ya no volverá a ver un encuentro de Euroliga... por ahora. Ahora dependerá de lo que ocurra en la Liga Endesa, donde, si la «board» de la Euroliga que se reúne a mediados de abril no lo contradice, pondrá en juego una Licencia B. Regresar con los mejores ya sólo pasa, exclusivamente, por lo que ocurra en la competición española. La ACB ya sabe que en la ampliación de 16 a 18 (apunten a Asvel Villeurbanne y Bayern Múnich) del próximo curso no pasará por España. Hay tres Licencias A y, muy al contrario, en la mente de los «pensadores» de la Euroliga prima reducir el número de equipos ACB que ampliarlo. Así que el Unicaja deberá agarrarse a la competición nacional. Pero antes se trata de cumplir con lo firmado y finalizar de la mejor manera posible esta Euroliga.

El equipo ha tenido una semana para comprender y asimilar que la parte final del curso ya está aquí y que ha de ponerse las pilas sí o sí. Porque esto ya no para y ahora es cuando se juegan las habichuelas. La despedida de la Euroliga no puede llegar de cualquier manera. Ha sido muy complicado llegar hasta aquí y hay que dejar claro que el Unicaja tiene sitio para quedarse durante muchos más años. Y para ello hay que dar la cara hasta el último segundo de partido. Es mucho mejor quedar el décimo que el decimotercero.

También debe ser un acicate para el Martín Carpena. La afición malagueña ha vuelto a creer en Europa y ha acudido con más asiduidad al Palacio de los Deportes. El «I feel devotion» dejará de sonar en Málaga, al menos durante unos meses, y será muy especial poder despedir al equipo y este formato.

Joan Plaza tiene a todo el equipo a su disposición. Otra cosa es que haya un «lógico» reparto de minutos, que James Augustine juegue lo menos posible y que todos tengan su oportunidad. Parece una buena tarde (el partido se ha adelantado a las 18.00 horas para fastidiar lo menos posible a la Málaga cofrade) para que Dragan Milosavljevic justifique su fichaje. Con «Kill Bill» Spanoulis delante, el serbio puede tener una buena oportunidad para defender y tener minutos. El Unicaja necesita a todos, y más ahora.

Milosavljevic está «fresco». Sólo ha jugado 42 de los 54 encuentros de este curso y apenas acumula 716 minutos en cancha. No podrá jugar, eso sí, el francés Livio Jean-Charles, el recambio de Gio Shermadini, que sólo puede participar en la ACB. Así que será un buen momento para que Viny siga con su progresión y que el pívot africano se haga fuerte en la zona.

El Olympiacos es tercero en esta espectacular Euroliga. El actual subcampeón tendrá el factor pista a su favor. Los griegos tienen un récord de 19-9, a una victoria del Fenerbahce, que es segundo, y con dos victorias más que el Real Madrid (cuarto) y el Panathinaikos (quinto), ambos con 17-11. Es decir, que la tercera plaza en la Euroliga parece asignada a los hombres de Ioannis Sfairopoulos.

Quizá el saberse ya en esa tercera plaza ha provocado que los de El Pireo bajaran el listón y perdieran dos de sus tres últimos encuentros. Y ojo que para esta tarde-noche no podrán jugar ni el excajista Giorgos Printezis ni el exNBA Kostas Papanikolau. Son dos bajas muy sensibles de dos titularísimos del Olympiacos, un equipo que siempre compite, que jamás desfallece.

Es el adiós del Carpena a la Euroliga. Otra vez. Es duro dejar ir la mejor competición de Europa. Viviremos, los próximos meses, con la ilusión de recuperar el estatus actual a través de la ACB. Es el gran objetivo del curso. Lo que marcará que la temporada sea muy buena o muy mala. Así está el tema.