­Ver cómo se dan los pasos en el baile y como se manejan los palillos, aprender a tocar instrumentos como la guitarra, el violín o la bandurria y hasta saber el número de componentes de una panda y la función de cada uno dentro del grupo. Las escuela de verdiales de Vélez Málaga ya ha comenzado este año su andadura, en la cual se han apuntado más de 70 alumnos de todas las edades que acuden a las clases que se imparten en el colegio Andalucía.

Precisamente, la comarca de la Axarquía ha sido una de las cunas de esta ancestral manifestación artística, en su estilo Comares, dentro las tres variantes que se pueden encontrar actualmente en la provincia, y donde cuentan con una tradición muy arraigada en municipios del interior como El Borge, Almáchar o Periana.

En Vélez Málaga no hay actualmente ninguna panda, pero el objetivo final de esta escuela es poder contar con los suficientes participantes para poder crearla. «Tenemos a alumnos desde los 8 años hasta los 70 años; a unos los estamos formando en el baile y a otros en el toque», comentaba Antonio Romero, integrante de la panda Arroyo Conca de Comares y profesor de la escuela.

La gran mayoría de los alumnos son amantes de los verdiales que aún no han tenido la oportunidad de viajar por la provincia con una agrupación, aunque otros sin han vivido esa experiencia con anterioridad, «y a lo mejor estas personas quieren aprender a tocar otros instrumentos».

«Primero preguntamos lo que quieren aprender, si el baile o el toque, y en éste último ya le enseñamos el instrumento que quieran», comentaba Romero. Y dentro de esta variedad se encuentra la guitarra, el pandero, la bandurria, los palillos o el violín, precisamente éste último «uno de los más difíciles».

Nadas más arrancar las primeras clases este mes ha sido un resultado muy satisfactorio según Romero, «ya que de hecho aquí tendríamos casi para cuatro pandas, si se mantiene el número de alumnos que tenemos actualmente». Algunas de estas pandas que han nacido en escuelas se han creado en un período que van entre uno y cinco años, «dependiendo de la facilidad que tengan los alumnos, la cantidad que haya y la disponibilidad; ya que si por ejemplo hay cinco que empiezan a aprender el violín al menos uno continuará hasta el final».

Es el baile el que reúne al mayor número de interesados, y que en la última clase aprendieron cómo se deben dar los pasos, antes de comenzar con las castañuelas. «Desde siempre me han gustado mucho los verdiales y de hecho pertenezco a un grupo de baile de flamenco. Por eso me he apuntado a las clases, para aprender a bailarlo», comentaba Loli Carmona, que junto con sus compañeros aprovechaban el comedor del centro educativo como zona para aprender los movimientos.

Otros ya tienen una experiencia previa y conocen el mundo fiestero, como es el caso de Antonio Pineda, que había formado parte de la extinta panda de Cútar, donde tocaba instrumentos como los platillos y el pandero. «Estoy viendo que aquí, en Vélez Málaga, hay bastante afición por los verdiales. Y de hecho les llama la atención tanto a la gente joven como a los más mayores», apuntaba Pineda.

El estilo Comares, el predominante

En la provincia, las pandas se dividen en tres estilos que presentan una serie de peculiaridades musicales, como pueden ser los instrumentos o el toque: Son los estilos Almogía, Montes y Comares. Es éste último, a excepción de la de Benagalbón, bajo el que se engloban los grupos existentes en la comarca de la Axarquía, contando en el municipio comareño con dos pandas. Otras del mismo estilo son las de San Isidro de Periana, Los Romanes de La Viñuela y la de El Borge.

«Aquí enseñamos ese estilo, ya que ahora mismo nada más hay seis pandas que lo tocan, y conseguir que se cree una en Vélez Málaga sería lo ideal. Contar con la séptima panda sería muy positivo tanto para el pueblo como para los verdiales», según Romero.