­El arquitecto y urbanista malagueño Salvador Moreno Peralta acaba de ser presentado en la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol-Axarquía como encargado de la redacción, durante estos próximos seis meses, de un nuevo plan estratégico comarcal que está llamado a «rediseñar» el futuro económico del extremo más oriental de la provincia. Con el turismo y la agricultura como pilares fundamentales, este proyecto financiado por la Diputación de Málaga y la Escuela de Organización Industrial, dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, aspira a ir más allá de la simple consulta e implantar estrategias firmes para generar una «nueva Axarquía».

Lo primero que cualquier ciudadano se preguntará: ¿Por qué un plan estratégico para una comarca como la axárquica?

Porque tal y como se ha planteado desde el primer instante, es necesario que en esta parte de la Costa del Sol las pymes puedan mejorar su competitividad. No hay que olvidar que el plan dispone de financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y entra en los objetivos del mismo para vertebrar territorios y potenciarlos.

¿Qué carencias fundamentales tiene la comarca, en líneas generales y sin pretender anticipar los resultados del plan?

Si hablamos de lo contrario, de las potencialidades, la Axarquía parte con una base sólida: el turismo, que representa el 10% del PIB mundial, y la agricultura intensiva. Pero el gran problema del mundo globalizado actual es que tú estás no donde quieres estar, sino allí donde te dejan estar. Y lo cierto es que hasta ahora esta comarca no está en el mercado. Desde el punto de vista turístico, alguien puede conocer Vélez Málaga, algunos alemanes Torrox, Algarrobo y Nerja y lo que supuso la serie Verano Azul ahí están. Pero ni siquiera en agricultura somos el Poniente almeriense. Aquí falta posicionamiento.

¿Cuál será primera tarea en este sentido, cuando empiece a recorrer los 31 municipios?

Aquí hay una serie de riquezas muy importantes pero al mismo tiempo están tremendamente atomizadas. El objetivo, en cuanto a lo que queremos hacer desde el primer momento, es conseguir que todo se aglutine.

Va a trabajar intensamente en los próximos seis meses por recopilar propuestas y realidades en todos los rincones de la comarca. Respecto a esa atomización, ¿en tan poco tiempo conseguirá mover conciencias?

Vamos a sentar los pilares de un futuro distinto. Soy consciente de que el territorio es muy singular y diferente de uno a otro extremo. En el litoral se concentra el 80% de toda la población. Y luego el interior cuenta con una dificultad importante: la orografía tan complicada que presenta. Es un territorio con un interior constituido por valles y torrenteras, con algunas carreteras muy tortuosas y pueblos casi aislados.

Hay de hecho localidades turísticamente unidas mediante rutas y otras que, al no ser de paso porque las carreteras terminan en ellas, quedan al margen de esos itinerarios.

A eso me refiero. Y también a las circunstancias que presentan pueblos como Cómpeta, como destino turístico, desde donde no se puede ir directamente hasta la vecina localidad de Árchez. Tenemos problemas adicionales por las infraestructuras. De esta forma no queda más remedio que aunar fuerzas, intentar que los ayuntamientos fomenten el trabajo mancomunado y que se trabaje de forma seria en denominaciones de origen y otras iniciativas que fortalezcan la economía local. Vélez Málaga es la locomotora de la comarca y tiene más fácil lo de crecer por su cuenta, pero lo cierto es que otros lo tienen más crudo. En caso de que los pueblos más pequeños, la mayoría de los que componen la comarca, quieran hacer la guerra por su cuenta: será como dispararle a los tanques con tirachinas.

¿Podemos trasladar esa atomización a todos los sectores, incluida la forma de trabajar de las propias pymes?

Por supuesto, la atomización empresarial es tremenda. Hablas de introducir la palabra innovación y en toda la provincia se nos llena la boca. Y no hablemos de las subvenciones. Tenemos que ser conscientes de que poder crecer esperando la subvención ya no tiene sentido. No se trata de decisiones políticas, sino de que se ha acabado el dinero.

¿Qué debe hacernos optimistas pese a estas circunstancias?

Que turismo y agricultura van de la mano en muchos territorios y que aquí ese modelo puede funcionar muy bien. Es raro el burgués parisino que no tiene su propia granja o su huerto, donde además produce su propio champán.

Verdadera utilidad¿No está la población ya cansada de este tipo de planes para idear las estrategias?

Sí que estamos saturados de encuestas y diagnósticos. Por ese motivo vamos a escuchar a los alcaldes, que nos suministren ideas o medidas verdaderamente estratégicas. Que estén sustentadas con la suficiente fuerza argumental, que no de inmediato obtengan un apoyo general, de otras administraciones incluso.

Modelo turístico¿Qué necesita la Axarquía para potenciar su futuro como destino para los visitantes?

Necesitamos que la marca Axarquía tenga su posicionamiento. Porque somos poco conocidos, al margen de la patología del mal llamado turismo residencial.