Málaga es la provincia en la que se concentra la mayor parte de la producción nacional de aguacate, según explicó ayer la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) a través de un comunicado pero aseguran que la cosecha española es cada vez «menos significativa» en el contexto europeo, donde hay «una tendencia clarísima del consumo al alza», tras haber pasado la producción española de aguacate a representar de un 14,05 por ciento del consumo europeo en 2013 a un 7,8 por ciento en 2017.

El aguacate español ha cerrado su campaña 2017-2018 con una facturación de 142 millones de euros y una producción de 52.000 toneladas y, según Asaja, han tenido una demanda semanal similar a la registrada en temporadas anteriores.

El sindicato agrario señala en el comunicado que, en los últimos cuatro años, el consumo europeo se ha incrementado un 65 por ciento, con 463.604 toneladas en 2017, y en 2018 se podrían superar las 500.000 toneladas.

Asaja confía en que la puesta en marcha de las nuevas plantaciones en Cádiz, Huelva y la Comunidad Valenciana, suponga a medio plazo un crecimiento del volumen disponible y evite que el porcentaje de la representatividad del aguacate español sea cada vez menor.

Por otro lado, Asaja ha advertido sobre la necesidad de reflexionar sobre la imagen que se está trasladando del aguacate en el Reino Unido por parte de algunos medios de comunicación, como un fruto relacionado con la deforestación o la sobreexplotación de acuíferos en algunos países.

El sindicato ha asegurado que es «muy importante» resaltar las bondades de la única producción europea de aguacate, «frente a afirmaciones que no se corresponden con la realidad, al menos en España».

En este sentido, ha incidido en que el aguacate nacional es un cultivo catalogado como de bajo riesgo de utilización de fitosanitarios, es el más cercano a los mercados y, por tanto, el de menor huella de carbono, y es parte «fundamental del vergel» en el que se han convertido las costas de Málaga y Granada.