El biólogo Miguel Delibes, hijo del autor de Cinco horas con Mario fallecido este año, fue ayer el invitado estrella del segundo foro organizado por la Red de Iniciativas Ambientales, un programa del Aula del Mar respaldado por la Diputación que trabaja desde hace siete años en la definición de un catálogo de entornos singulares. El espacio elegido para el encuentro, la laguna de Fuente de Piedra.

Cómo experto en la materia, ¿bajo qué conceptos trasladaría a la ciudadanía la necesidad de proteger la Naturaleza?

Bajo una percepción puramente egoísta. Necesitamos la Naturaleza bien conservada mucho más que ella a nosotros. Soy un ferviente convencido de que conservando la Naturaleza trabajamos para un mundo mejor y más humano. Actualmente estamos aprovechando los recursos naturales para vivir mejor, y conservarlos es, al final y al cabo, algo puramente egoísta. No se trata ya de algo sentimental o emocional porque no estamos conservando algo débil, más bien se trata de proteger nuestro propio futuro.

Parece algo básico, pero muchos aún no conciben la protección de sus entornos.

Pero cada vez son más los que sí lo conciben. Nuestra vida depende de la Naturaleza. El suelo está lleno de millones de seres vivos que por su actuación permiten que los árboles se alimenten. Estos árboles regulan el oxígeno que respiramos, y son precisamente las plantas las que permiten que respiremos hasta trece veces por minutos, además de depurar el agua dulce, que en proporción con el agua salada hay muy poca en el planeta. Así que necesitamos de la Naturaleza no sólo para producir comida, sino para producir medicinas, un turismo sostenible. Eso es fuente de vida.

¿Y un espacio natural a proteger de forma especial es el de Doñana?

El Parque de Doñana, como casi cualquier espacio natural, es un albino en un mundo de sol, siempre hay que cuidarlo, porque se trata de una espacio muy raro en la Andalucía actual, altamente desarrollada. Para ello nos debemos valer de medidas artificiales, que en este caso son las leyes que contribuyen a su protección. Doñana ha tenido mucha suerte y tenemos que estar muy orgullosos, porque en un momento determinado se iba a morir y la indultamos, la salvamos. Desde este pacto social entre instituciones y agentes sociales tenemos que contribuir a seguir protegiéndola, ya que aunque a la fecha ha evolucionado de un entorno salvaje a moderadamente ajardinado, sigue siendo un rincón singular.

¿Podemos ser optimistas con la situación actual del lince ibérico?

Sigue estando en grave peligro de extinción porque hay muy pocos. No obstante, hay un cambio. Si en los últimos 30 años hemos estado discutiendo sobre la fecha en la que se extinguiría, hoy discutimos si seremos capaces de recuperarlo y dónde.