Culo inquieto. Es la mejor definición de la actriz y cantante malagueña Sofía Monreal. A los 17 años decidió hacer las maletas y partir, rumbo a la capital: «En aquella época necesitaba una ilusión, y Madrid me abrió un abanico de posibilidades, me hizo estar más segura de que a lo que me quería dedicar era posible y no una utopía», nos comenta Sofía. El salto al vacío ha terminado mereciendo la pena.

Pero sigamos recuperando su historia. A los pocos meses de terminar sus estudios, trabajando en lo que venía, se apuntó a un taller de teatro clásico con la compañía Zampanó, con la debutó en Sueño de una noche de verano: «Ahí aprendí lo que eran los ensayos de madrugada, las giras, las luces, el escenario...», cuenta Sofía. Le daba igual el medio; ella quería expresarse, desde siempre: «Mis padres tenían una cámara de vídeo y yo la utilizaba para grabar mis bailes, incluso, grababa cortometrajes con mis amigas. Hacía de guionista, directora, cámara y actriz, a los 10 años, mientras mis padres suponían que yo estaba estudiando matemáticas. Un día vieron todas las cintas grabadas, y les hicieron tanta gracia que no me castigaron», recuerda riendo.

De la pequeña videocámara casera a las grandes cámaras de la televisión: en 1998, Monreal comenzó su carrera catódica con un pequeño papel en la serie Petra Delicado, que dio paso a roles de otros formatos tan populares como Hospital Central, Cuéntame, Los Serrano... Hasta que en 2007 llegó La Puri de Yo soy Bea. «Fue un sueño. Llegué y desde el primer día mi personaje encajó de maravilla con el equipo artístico y técnico, y la acogida del público fue muy buena. Aprendí mucho, sobre todo a estar segura delante de una cámara». El papel la marcó: «Recuerdo una entrevista que nos hizo Paz Padilla en Paz en la Tierra, para promocionar el disco de Naranja Toscano y cuando se dirigía a mí para preguntarme me llamaba Puri todo el rato», relata Monreal a carcajadas.

¿Naranja Toscano? Sofía no para quieta y se embarcó hace unos años en un proyecto musical con Hugo Toscano, exguitarra de Elefantes. «Puse mi voz en el último disco de Elefantes y cuando se separaron le propuse a Hugo montar algo juntos». Dejó a La Puri para otro salto al vacío. ¿Valió la pena? «Si hubiera seguido con Puri, no podría haber vivido la experiencia de Naranja Toscano. Económicamente, es otro cantar, pero no todo es el dinero... No me arrepiento. Naranja Toscano me dio tablas, seguridad como cantante y empresaria».

Hoy Sofía está entre dos proyectos, el segundo disco de Naranja Toscano y su próxima participación en la serie de Canal Sur Arrayán. «Vine a hacer una prueba hace años, y también para Plaza Alta, pero siempre me decían que no me iban a hacer bajar desde Madrid para un capítulo. Cuando me instalé aquí de nuevo, mi representante llamó para decir que vivía en Málaga, y que ya no había excusa», apunta. La nueva temporada de la exitosa y longeva serie se empieza a grabar este lunes y ella comenzará sus sesiones en septiembre. La malagueña está muy ilusionada: «Yo nunca he querido dejar la televisión. Lo que quería era compaginar las dos cosas, pero no fue posible entonces; ahora Naranja Toscano ha madurado porque yo he madurado, y se busca la manera de compaginar trabajos».

Éstos son, además, días de reencuentro con su ciudad, una urbe que, dice, ha cambiado muchísimo: «Me encanta pasear por el Centro, que lo están dejando precioso. Además, culturalmente ha habido un gran cambio. Cuando yo me marché, no había apenas mucho que hacer artísticamente. O yo no supe encontrarlo». Pero faltarán cosas... «Sí, salas alternativas, licencias para las salas de conciertos y educar al público. Si sales en la tele, todo el mundo va a verte, pero si no, lo tienes complicado. Una vez tocaba Mikel Erentxun en una sala de Estepona y la gente preguntaba: ¿es famoso? Si es famoso vamos a verlo». Mientras Sofía Monreal lucha por lo que sueña, nos revela otros proyectos más cotidianos: «Disfrutar de la vida, leer y seguir formándome como actriz aquí, en Madrid, o en Pekín».