Pasear por las Galerías Goya también es darse una vuelta por el pasado reciente de Málaga. El inmueble nació en 1923 como uno de los cines de estreno más populares de la época. Curiosamente, como algunos de los negocios que hoy pueblan la galería comercial, también fue uno de los más novedosos y pendientes de lo último: fue el primero de nuestra ciudad en proyectar películas sonoras y también el pionero en implantar la modalidad de sesiones matinales los domingos y días festivos –hoy algo tan habitual–. Pero el inicio de la década de los setenta se llevó por delante la sala de exhibición cinematográfica y dio paso a una nueva aventura para el edificio, la de las Galerías Goya. Cuatro años después del cierre del Cine Goya en el solar fílmico se levantó el centro comercial que hoy conocemos. La iniciativa gozó de un tremendo éxito inicial pero fue decayendo en el tiempo, por la degradación del inmueble. Algunos años después una empresa apostó por la renovación de las instalaciones y la apuesta por la originalidad en el shopping. Desde entonces, los centros comerciales llenos de franquicias han postergado el sueño de unas galerías que aún se benefician del boca-oreja y de la exclusividad de su oferta, amén del apoyo municipal y de la ilusión de sus inquilinos, confiados en el futuro de una iniciativa con infinitas posibilidades.