Periodista, escritora y bailaora Maha Akhtar, relató en La nieta del maharaní, la historia de las mujeres de su familia, que discurre entre Nueva York, Beirut, Londres y Nueva Delhi. Y es que ella es la nieta de la maharaní y tonadillera malagueña, Anita Delgado. Después buceó en su identidad en La princesa perdida y denunció los malos tratos sufridos por su madre. Ahora, la también princesa de Kapurtala plantea otra propuesta editorial, Miel y almendras.

¿Por qué ha utilizado el nombre de un postre libanés para titular su nuevo libro?

Por varios motivos. Primero, porque es cierto que la miel y las almendras forman un postre imprescindible en los pasteles libaneses, pero también que las mujeres libanesas tienen la forma de los ojos como las almendras y la piel es de color miel. Por otro lado, la novela es muy optimista y muestra que la vida puede ser dulce como la miel, aunque de vez en cuando encontramos alguna almendra amarga.

¿Cómo es la historia de esas mujeres?

Es la búsqueda de lo que a cada una le hace feliz, de cómo salen adelante. En el fondo está la guerra civil en Líbano, porque una no puede abordar una novela en Beirut sin hablar de los conflictos de la región. Pero sólo explico lo que ha pasado en estos años para que la gente entienda todo. Son unas vidas apasionantes, unas mujeres con fuerza.

¿Una imagen muy diferente de la que la gente suele tener de su país?

Yo, siendo periodista, cuando hablo de Beirut, la primera imagen que salta es esa de edificios negros y quemados, una bomba explotando, los palestinos en las calles con los rifles y mujeres llorando con niños en los brazos. Es una realidad, pero Líbano es un país muy bonito y los libaneses son muy emprendedores y encantadores. Son gente que vive apasionadamente, tiene una comida fantástica y el Valle de Kadisha es muy bonito. Quería dar una imagen diferente de que no es sólo un país destrozado por la guerra. Pero también he querido cambiar la percepción de que la mujer libanesa es distinta de la árabe. Es muy libre y moderna y no hay esas leyes estrictas. Esa convivencia entre el Cristianismo y el Islam da a la mujer libanesa esa oportunidad de ser mucho más libre. No está obligada a llevar el burka. Lo lleva si realmente quiere.

¿Hasta qué punto es importante esa convivencia entre dos religiones?

Es muy bonito, pero a la vez muy trágico porque es el origen del conflicto en la región. Aunque yo prefiero verlo como un beneficio, porque hay un intercambio de culturas, religiones, que da la fuerza a la mujer libanesa. Líbano es el único país que tiene esta mezcla entre modernidad y tradición, el puente perfecto entre el Occidente y el Oriente.

¿Es una historia que se circunscribe exclusivamente al escenario libanés?

Transcurre en Líbano porque es parte de mi herencia. Pero podría transcurrir aquí, tienen las mismas inquietudes, los mismos problemas. Los temas son universales y los lectores van a poder identificarse con ellas.

¿Hay algún aspecto que les dé unidad a todos los libros de Maha Akhtar?

Creo que el optimismo. Por ejemplo, en Miel y almendras se trata de la historia de mujeres que son luchadoras. A pesar de los problemas a los que nos enfrentamos todos los días, podemos llegar a una felicidad. Es sólo levantarte y decir: «Hoy puede ser un buen día».