Raphael, el intérprete de ´Yo soy aquél´, 'Mi gran noche' o 'Escándalo' tiene anotada en la agenda una nueva visita a Málaga. El cantante de Linares cantará en el Teatro Cervantes del miércoles 28 de noviembre al domingo 2 de diciembre con el apoyo de su pianista, Juan Pietranera, y de un repertorio trufado de éxitos al que se han incorporado nuevos temas de su compositor fetiche, Manuel Alejandro. Las entradas para las cinco fechas están disponibles ya en los puntos habituales de los teatros municipales: taquillas del Cervantes y el Echegaray, teléfono (902 360 295 - 952 076 262) e Internet, en www.teatrocervantes.es y www.unientradas.es.

Incluidos dentro de la gira 'Lo mejor de mi vida', los cinco conciertos mostrarán al artista de Linares cercano y próximo a los espectadores y servirán de presentación del disco El reencuentro, en el que Manuel Alejandro ha compuesto doce nuevas canciones para Raphael y que vio la luz hace escasos meses. "Lo que más respeto es el escenario y la gente. Soy un apasionado del escenario y se nota que me gusta, que me apasiona", dijo el cantante de ´Todas las chicas me gustan´ en una entrevista previa a su actuación del pasado agosto en Marbella, en el festival Starlite 2012. En ese íntimo formato de piano y voz repasará ahora en el Teatro Cervantes un listado enorme de celebérrimas canciones la mayoría de las cuales llevan la firma de Alejandro. Junto al single de El reencuentro, titulado ´Eso que llaman amor´, compartirán protagonismo del recital las melodías de ´Yo soy aquél´, ´Digan lo que digan´, ´Qué sabe nadie´, ´Hablemos del amor´, ´Estuve enamorado´, ´Como yo te amo´ o ´En carne viva´, algunas de las joyas que el dúo Raphael-Alejandro lleva ofreciendo al público desde principios de los años sesenta.

La última visita del artista linarense al Teatro Cervantes de Málaga data de octubre de 2008, cuando agotó las entradas de tres recitales consecutivos de la gira Cerca de ti. Un crítico describió entonces su interpretación, que combinaba poderío y sutileza vocal con teatralización y guiños constantes a los asistentes, como "un titánico recuerdo del valor supremo de la canción, en letras grandes, de molde, que ahoga, libera, escupe, sangra y ríe". Una comunión con el público a través del vehículo de sus canciones, de unos estribillos que le han granjeado 350 Discos de Oro, 49 de Platino y uno de Uranio, que le fue otorgado por la venta de más de 50 millones de copias.