Málaga ha tenido muchos momentos flamencos. A finales del siglo XIX el centro de la ciudad era un hervidero de cafés cantantes. Después, años más tarde, tras la posguerra, vino el resurgir con espectáculos en otros establecimientos como los tablaos, coincidiendo con el boom turístico de comienzos de la década de los 50 del siglo pasado. Fueron muchas las circunstancias que se dieron para que el flamenco viviera su máxime esplendor durante esta época en la ciudad.

En estas salas hubo tanto artistas que llegaron a Málaga y que se quedaron a trabajar, como, por ejemplo, La Niña de los Peines, Chacón o Silverio Franconetti, entre otros, o artistas locales cuyos cafés cantantes sirvieron para darse a conocer, como por ejemplo, Juan Breva.

El Jaleo, en la plaza de la Gamba Alegre de Torremolinos; El Refugio, de la calle Marquesa de Moya, donde se grabaron escenas de la película Fuego sobre África, de Richard Sale, protagonizada por Maureen O´Hara, para recrear hasta el mítico tablao de La Gran Taberna Gitana, muy cercano al Teatro Cervantes y donde todas las noches había actuaciones musicales en directo, en algunas de las cuales actuó alguna vez un joven llamado Camarón de la Isla o algunos grupos que han hicieron historia como Los Chichos o Los Chorvos. Es entre los años 50 y 70 cuando el flamenco vive su época dorada en Málaga en lugares míticos como éstos. Y es que la capital era un referente del flamenco, por sus locales pasaron las mejores figuras del jondo de ese momento. Una época que hizo historia y que hoy en día está documentada en numerosos textos de apasionados del flamenco y de la que fue su mejor etapa. Málaga también fue cantaora, y por supuesto también bailaora. De esas grandes noches quedaron nombres como La Repompa, María La Faraona, El Chino o Juan Casillas.

Según el experto en flamenco Paco Roji, la actualidad es bien distinta: «Con la crisis clavada en nuestros huesos desde 2008 son ya varios años los que Málaga lleva deambulando, sin apenas actividades y con un futuro donde lo que se impone son grupos trabajando en hoteles, locales con actuaciones, fiestas... Donde el ingreso del artista es penoso».