Filarmónica de MálagaDirector:

Manuel Hernández-Silva. Programa: Sinfonía sevillana, op. 23, de J. Turina; Noches en los jardines de España, de M. Falla; Redes. Suite sinfónica, de S. Revueltas y Estancia, op. 8, de A. Ginastera. Solista: Ángel Sanzo, piano

Era obvio que en la larga travesía que nos sumerge esta temporada de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga en los confines del nacionalismo musical y su extensa proyección a caballo del diecinueve y veinte hubiese una especial atención a la escuela española; ampliada, como así ocurrió en este último abono de la Filarmónica, por la riqueza temática y tímbrica de dos autores, que no por escasamente recurrentes por el conjunto, poseen un peso importante en el repertorio. Programar en el temor de ciertas idiosincrasias tan sólo limita el espacio artístico de la orquesta, encajada en un continuo bucle de obras y compositores recurrentes. Obviamente, esas páginas gozan de ese carácter incuestionable, pero también un gran conjunto se aprecia en el peso de su repertorio, por ahondar en el mismo y especialmente presentar al público aquellos caminos por los que finalmente deambula la música. De ahí que los profesores de la OFM se revisten como docentes del auditorio cuando tienen la posibilidad de presentar otras músicas y otros autores.

Un buen programa de concierto comienza con el trasfondo de su intencionalidad y su resultado final es independiente, incluso, a la cercanía de sus destinatarios, la acogida o la propia aceptación del mismo. De otra forma, la orquesta renunciaría a su proyección artística, limitada a la mera reproducción complaciente. El ejemplo más claro se descubre en las cuatro piezas que conformaron el noveno abono de la OFM. Turina y Falla, Revueltas y Ginastera planteaban cuatro perspectivas concretas del folklore en el marco común del poema sinfónico; música, por tanto, programática que lejos del cuadro costumbrista se erige en el brillante reflejo de los autores desvestidos tipismos.

Compuesta en el año veinte, la Sinfonía Sevillana de Turina articula su estructura tripartita en torno a unos materiales que se desarrollan sobre el paisaje sevillano. Cierta sensación de obscuridad distinguió la lectura realizada por el titular de la OFM. Turina en el poema destaca tanto por la sencillez de los temas como la propia luz que debe destacarlos. Extrañamos un menor titubeo de la cuerda, especialmente los violines. En momentos, la sensación de extravío amontonaba la página en un contexto irreconocible.

La musicalidad del piano de Ángel Sanzo, a pesar de la escasa atención de la batuta, volvía a presentar las Noches en los jardines de España, con ese habitual gusto con el que cuida el repertorio español para piano. Sanzo posee esa templanza capaz de la abstracción consiguiendo ese sonido evocador y guitarrístico ideado por Manuel de Falla.

Hernández Silva, mucho más resuelto y seguro, trasladaba el conjunto al mundo de los pescadores mejicanos y gauchos argentinos en las visiones de Revueltas y Ginastera, respectivamente. Redes, su suite sinfónica, se presenta como una página de madurez de Revueltas; ha traspasado el carácter complementario de banda sonora a la película de Zinnemann. La OFM: rotunda, concisa y con un sentido dinámico más convincente reflejó la hostilidad de un paisaje y la rudeza de sus protagonistas.

En la misma línea expresiva se desenvolvía la partitura que cerraba el concierto de la Filarmónica, Estancia. Sin duda, una de las tarjetas de presentación de Ginastera. Sus cuatro movimientos contrastantes aparecen dominados por un obstinado carácter rítmico alcanzando su cénit en la Danza final, el despertar de un público decididamente indolente.