­Una leyenda ha vuelto a sus raíces. Aunque no sea en carne y hueso porque ya ha llovido mucho desde que Marisol decidiera darle la espalda a la vida pública, para refugiarse en el anonimato que le brinda su retiro en el barrio de La Malagueta. La década de los 70 eran otros tiempos y las emociones de los españoles se estimulaban al tacto que marcaban las apariciones televisivas de una de las mujeres más bellas que ha dado la humanidad. Tan natural como perfecta a su vez, quien fuera una de las caras más reconocidas del mundo del espectáculo volvió ayer a La Térmica para ser protagonista de una exposición fotográfica montada en su honor y que dura hasta finales de junio.

Disfrutar, de nuevo, de su embaucadora sonrisa ha sido posible gracias al amplio fondo de armario del maestro fotógrafo, César Lucas, que ha puesto a disposición las cincuenta fotografías que ayer por la mañana se destaparon por primera vez para revelar una figura de belleza intemporal que pasaría sin problemas el corte para ilustrar cualquier portada de la Vogue o publicaciones del ramo.

Privilegiado como pocos, se convirtió en persona de confianza de los ojos más azules que originó esta ciudad. Bajo el lema de Marisol, El resplandor de un mito, se inauguró ayer en La Térmica esta exposición para honrar la trayectoria de Marisol. Con una selección cuidadosa de las fotografías, que muestran la Marisol de entre la segunda mitad de los 70 y la década de los 80. Un paseo por la sala 007 del centro cultural se convierte en estos meses en un viaje fotográfico de la mano de uno de los grandes maestros del gremio que ofrece una especie de testimonio de la memoria visual que ha conformado uno de los grandes mitos del cine español.

En boca de la comisaria de la exposición, Sylvie Imbert, que admitió haber luchado durante varios años para hacer realidad esta exposición en Málaga, «estas fotografías de Marisol, que se hicieron hace ya cincuenta años, pretenden mostrar la cercanía, la comunicación y la confianza entre el fotógrafo y su modelo».

Si hubo algo que siempre habría buscado Lucas en el delicado momento de la captura del encuadre perfecto fue el lucimiento de Marisol. Presente ayer en la inauguración, tan satisfecho como visiblemente emocionado, recordó que su relación con Marisol trascendió todas las fronteras porque se vio impregnada de una «obligación» de querer «sacar siempre lo mejor de Marisol».

Revestida de galones debido a la proyección del personaje, las fotografías elegidas para la ocasión han sido tomadas del archivo de Lucas, que reconoció una «enorme dificultad de dar con las fotografías adecuadas». Lejos de las comodidades que ofrece el mundo digital, los negativos y diapositivas, ya con casi medio siglo encima, han escaneados y copiados en papel de algodón para esta inédita exposición.

Entre otras, también puede contemplar la mítica portada de Interviú que armó un escándalo al aparecer Marisol desnuda en un momento que, según dijo Lucas «ha quedado instalada en la memoria y convirtió a Marisol en un icono de la Transición. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, que también estuvo acudió a la inauguración aseguró que se trataba de una muestra «especial para Málaga» porque se centra en «una de las artistas con más talento, más importantes y más enigmáticas que ha dado la provincia». Además de Pepa Flores, la muestra también evoca la evolución cultural y social de España en los vertiginosos años de la transición.