­Las cosas marchan según lo previsto. Cumplido ya el primer trimestre de funcionamiento del Centre Pompidou Málaga y el Centro Colecciones del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo -momento propicio para hacer un balance, como el de los primeros cien días de un presidente del Gobierno-, las cifras parecen avalar la intensa apuesta del Ayuntamiento de Málaga por lo museístico. Así, el primer satélite de la institución francesa del arte contemporáneo ha recibido en su trimestre inaugural 76.700 visitas, cerca del 30% del total -250.000- que el Consistorio prevé para los primeros doce meses de la pinacoteca. Hablamos de cerca de 1.000 visitantes al día. De momento, las cuentas salen.

«Todo está dentro de lo normal. Las cifras nos permiten hacer un balance moderadamente optimista pero sin lanzar las campanas al vuelo», resumió ayer José María Luna, el director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Picasso y otros equipamientos museísticos y culturales -o sea, el responsable de la puesta en marcha del Pompidou y el Museo Ruso-. Luna manifiesta estar a la espera del comportamiento del verano, una estación fundamental para una pinacoteca como ésta, pensada especialmente para atraer al turista interesado por la cultura.

Lo que está claro es que lejos quedan los días en que el delegado de Relaciones Internacionales del Pompidou, Micha Schischke, avanzó a El Confidencial que con el centro malagueño esperaban superar los 100.000 visitantes anuales. De hecho, sólo en la pasada Noche En Blanco o en la Semana Santa, por la flamante pinacoteca pasaron 20.000 curiosos del arte.

Se repiten las sensaciones positivas al hablar del trimestre inaugural de la pinacoteca rusa, que ocupa la Tabacalera: más de 40.800 visitantes registrados en estos cerca de 90 días, que suponen un 27% del total previsto por el Ayuntamiento para los primeros doce meses -150.000-.

Lo cierto es que los responsables de la gestión del Centre Pompidou Málaga y el Museo Ruso siempre han mostrado sensatez al respecto de los números. De hecho, cuando presentaron el estudio de sus previsiones de visitas, muchos pensaron que habían tirado a la baja, habida cuenta de que, por ejemplo, el Museo Picasso Málaga cierra sus temporadas con en torno a 400.000 tickets despachados. Estos tres primeros meses de vida del hermano pequeño galo demuestran que la prospectiva fue razonable.

Éxito

Pero en la cultura los números, afortunadamente, no lo son todo. ¿Qué es lo que realmente mide el éxito de un museo? José María Luna, en una entrevista reciente, lo tenía claro: «Espero que no lo cuantitativo. Lo cuantitativo en una inversión cultural tiene su lugar y su sentido, pero también resultaría muy triste, muy pobre que las acciones culturales se midieran sólo en repercusiones cuantitativas. Si somos capaces de atraer a gente, de que participe, de que se lleve una experiencia, de que salga con preguntas y con la ilusión de indagar en ellas y contestarlas; si somos capaces de contribuir a la efervescencia cultural, de crear dinámicas, el trabajo será un éxito. Pero, ¿cómo se mide eso en términos sociológicos? No lo sé. Pero ésa sería la verdadera prueba del algodón».

El verdadero balance llegará, por tanto, cuando se comprueben los frutos que ambos museos han dejado en la ciudad, más allá de los tickets vendidos, de los euros generados directa e indirectamente y del grado de satisfacción de la hostelería circundante; las conclusiones verdaderas aparecerán cuando se compruebe cuánto y de qué manera el Pompidou y el Ruso han contribuido al progreso y la evolución de la ciudad.