El Museo de la Aduana empieza a despejar su futuro tras seis años de obras y numerosos retrasos. El verano próximo marcará el final de los trabajos preparatorios de este complejo cultural, esperando la inauguración a partir de agosto.

La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, no quiso poner fecha para la apertura del museo, aunque reiteró que será a lo largo del año próximo. No obstante, insistió en que no merece la pena correr para adelantar un mes la apertura: «Hay que hacer un buen trabajo y riguroso. La calidad de este proyecto es lo que reclama».

Aguilar, que acompañó ayer al ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, en una visita a las instalaciones museísticas, insistió en que no se decidirá ninguna fecha de inauguración hasta que se firme el protocolo de cesión del edificio a la Junta, previsto el 1 de marzo próximo. A partir de ese momento, la consejera insistió en que se reunirá con los técnicos «y podremos dar una hoja de ruta clara y concreta de todos los pasos que tenemos que dar».

Rosa Aguilar sí aseguró que ya se están adelantando algunos concursos de suministros de material, con idea de ganar tiempo, pero recalcó que la mayor parte no se pueden hacer hasta que no recepcionen legalmente el edificio.

La Consejería de Cultura recibirá el Museo de la Aduana con la obra totalmente terminada y las salas ya organizadas con el recorrido por las obras ya realizado. A la administración andaluza le quedará sacar a concurso la gestión de la cafetería, el restaurante, la tienda y algunos servicios como la vigilancia o la limpieza, entre otros.

Este proceso requerirá de varios meses de trámites administrativos previos a la inauguración, lo que retrasa la concreción de la fecha hasta después del verano.

Trabajo en marcha. Tras la terminación de la obra en el edificio, la empresa Empty se encarga del proyecto museográfico, que consiste en organizar las obras de la colección en las distintas salas de exposiciones, para crear un itinerario de visita que facilite la comprensión de los fondos.

Esta actuación está muy avanzada y la primera planta, dedicada a la colección del Museo de Bellas Artes ­-con una importante presencia de pintura del siglo XIX-, está prácticamente terminada. La mayor parte de las obras, embaladas, está junto a la ubicación donde será colocada, como señalan unos carteles con la foto de la pieza, el autor y el título.

Para estas salas de exposición se ha optado por panelar el espacio para crear pequeños espacios diferenciados con colores planos, que diferencian las distintas partes que componen el discurso museográfico, diseñado por Frade Arquitectos.

Más atrasados van los trabajos en la segunda planta, dedicada a acoger la colección del Museo Arqueológico, incluida la colección loringiana.

Ya se pueden apreciar algunas piezas instaladas, como un gran mosaico romano del siglo I, encontrado en Cártama; un ancla de plomo romana; o una fuente nazarí del siglo XIV, que apareció durante las obras de construcción del Museo Picasso.

No obstante, el grueso de las piezas de la colección arqueológica sigue embalado y pendiente de que se decida su ubicación. Para ello, los técnicos de la empresa Empty están trabajando en colaboración con técnicos del Ministerio de Cultura y de la Consejería de Cultura.

La idea es terminar el traslado de piezas antes de Navidad y comenzar a montar exposición definitiva.

La tercera planta, que fue la primera donde se acabaron los trabajos, todavía tiene pendiente la instalación de la biblioteca de consulta, almacenaje y algunos detalles de las instalaciones para la restauración de las obras de arte. También en esta planta está la zona administrativa, que se amueblará cuando la Junta de Andalucía reciba el edificio.

La última planta se destina a almacén y salón de actos, pero también acogerá un restaurante con vistas a la Alcazaba. Esta planta está terminada, a falta de que salga a concurso la adaptación y gestión del restaurante, otro concurso que depende también de la recepción del edificio por parte de la Consejería de Cultura.

Este proyecto ya ha consumido casi 39 millones de euros, con seis años de obras que se extendieron más de lo previsto por la localización de restos arqueológicos de un tramo de muralla del antiguo puerto de Málaga.