Ya es reconocido en su faceta como actor en grandes series de éxito como La hora de José Mota, Aquí no hay quien viva o La que se avecina y en filmes de su director fetiche, Álex de la Iglesia -con él acaba de rodar El bar-, pero ahora quiere dirigir: El berrido de los silencios será la primera película firmada por Jaime Ordóñez. «Quería crear una película de comedia surrealista en la línea de Top Secret o Aterriza como puedas con guiños cinéfilos de escenas reconocibles del imaginario de todo el mundo», nos cuenta el malagueño, a quien no le ha picado el gusanillo hace poco precisamente: fue hace 10 años cuando comenzó a rodar con su familia, siguiendo el consejo que le dio en una ocasión Santiago Segura: «Si te gusta el cine empieza a rodar». Y así lleva un tiempo: rodando y rodando su película, cada vez que sus compromisos como actor se lo permiten.

La trama de El berrido de los silencios es «disparatada»: es, según su responsable, una película muy coral en la que todos persiguen algo; aquí todos persiguen a un secuestrador que se ha llevado a la hija de la senadora Martín. Con esa excusa se ponen en marcha tres líneas temáticas diferentes. Por un lado la trama principal que cuenta con Jack Crawford, interpretado por su hermano Javier Ordóñez, y su ayudante Pembry, encarnado por Guillermo García. En segundo lugar, la de un comando de mercenarios, justamente la que están rodando este verano entre nosotros. La última de las tramas gira en torno a lo que sería la figura de la agente Starling, la protagonista de El silencio de los corderos. «Siempre hay ramificaciones en las tramas, las sorpresas son constantes y continuas para que no decaiga la atención», afirma.

Jaime Ordóñez no quería actores conocidos para su debut como realizador; quería personajes. «Que no sean conocidos no quita que sean extraordinarios intérpretes», asegura. El elenco es el siguiente: Javier Ordóñez, Guillermo García, Pedro Quesada, Ignacio Ordóñez, Dani Rubio, Fran Camacho, Nicolás Colón, Víctor Castilla, Antonio Quesada, Azahara Margón, María Ordóñez, Mike García, Paloma Calderón o José Manuel Ordóñez son algunos de todos ellos.

Son muchos los lugares malagueños que se podrán reconocer en El berrido de los silencios. El 5 de julio se trasladaron al Castillo de Gibralfaro. También visitarán la finca de La Concepción y la playa del Morche, en Torrox. Han pasado por La Térmica, por el restaurante Montana para rodar una escena de El Padrino, en el paraje natural de la desembocadura del Guadalhorce, en un parque en Las Pirámides, en los montes de Málaga... Y quiere rodar en la noria instalada en el Puerto y en el Teatro Romano en la capital. Pero, ¿por qué aquí? «Éste es un proyecto para Málaga, quería rodar en mi tierra», sentencia Ordóñez.

Es consciente de que tiene suerte al haberse labrado un nombre poco a poco: «Me abren la puerta en muchos sitios». Muchas instituciones se han sumado al proyecto -los ayuntamientos de Málaga y Torrox, la Junta de Andalucía- y empresas han apoyado este proyecto con aportaciones en servicios -La Canasta, Fullmetal Airsoft, Cineluz, Granini, Automóviles Torres, Maskom, Copicentro, Objetivo 50, Armería Gallardo, Aeropublicidad, Coca-Cola-.

Aún así, el equipo también ha tenido dificultades: «Los rodajes son una guerra». Todo es complicado; pone un ejemplo: «Hemos estado tres días en el castillo de Gibralfaro en el rodaje para dos minutos y medio que dura la escena; eso sin contar los cuatro meses de preproducción».

Pero Jaime Ordóñez confiesa estar feliz porque tiene más o menos un tercio de la película acabada y que piensa avanzar algo durante el invierno. ¿Con qué se queda? «Lo más bonito son las risas cuando vemos lo rodado». El rodaje comenzó el año pasado, este verano representa la segunda de las fases y espera finalizar el año que viene. Tienen pensado el estreno para el 2018. Ya tenemos otra película made in Málaga que esperar con muchas ganas.

@agvstinmm