Nervios previos antes de un casting por el que pasaron ayer alrededor de 25 actores malagueños. Tres sillas componían el atrezzo en la sala Rossini del Teatro Cervantes. Frente a ellos, un público de dos personas; el autor de El último beso, Jerónimo Cornelles, y su ayudante de dirección, Beatriz Mori. Todos se enfrentaban al escrutinio del arte. Y lo hicieron.

La obra es el proyecto número dos de la segunda convocatoria de Factoría Echegaray y este martes buscaba intérpretes para tres papeles de gran personalidad: Erika, una mujer polaca que descubre que su marido, Xandro, que está conectado a una máquina que le mantiene con vida, le era infiel; Laura, una chica transexual que quiere despedirse de su amante, y un psicólogo, Dimas, que intentará ayudarlas ante la difícil situación en la que se encuentran. Los tres forman sin ser conscientes un delicado triángulo.

El espectáculo, que se estrenará el próximo mes de mayo en el Teatro Echegaray, ya cobró vida hace una década en Valencia. «Esta obra la montamos hace diez años y salió muy bien. Aquí en Málaga quiero hacerla completamente distinta», confiesa el creador de un texto que habla sobre la eutanasia y que dice estar sorprendido. «Todo el mundo me gusta. Todos tienen una potencialidad impresionante y va a ser mucho más difícil de lo que pensaba», asegura el responsable de « un dramón muy cómico o una comedia muy dramática».

Adriana Bocalona es una de las postulantes al papel de Erika. Ella se mueve con soltura sobre el improvisado escenario. Interpreta el mismo texto que minutos más tarde saldría de los labios de Tania Mercader o Ángeles Reyes. Todas ellas tienen un minuto para describir su currículum y lo hacen con calma para después dar un largo suspiro e interpretar su propia versión del personaje. Luego Cornelles juega con ellas. Les pide que sean agresivas, que se imaginen en situaciones que den a luz a distintas Erikas. Son caras distintas que podrían ser el mismo personaje. «Desde el primer momento que leí el texto sentí que tenía que darle vida», confiesa Adriana, que se muestra contenta tras la prueba. Lo mismo le ocurre a Tania, que cambia varias veces de registro durante los minutos que dura su casting.

Fede Ruiz viene por el papel de Dimas. Entre aspavientos y giros dramáticos se convierte en el personaje que preparó entre las paredes de su casa. «Me lo tomé con tranquilidad», explica. Él, al igual que sus compañeras, podría subirse a las tablas del Echegaray del 16 al 28 de mayo para «golpear» los sentimientos de los malagueños. El resultado de las pruebas se conocerá hoy.