El cine y la televisión se han rendido a sus pies. En los últimos años Belén Cuesta está en casi todos los éxitos de taquilla y audiencia: Kiki, el amor se hace (cinta por la que fue candidata al Goya); Ocho apellidos catalanes, Villaviciosa de al lado, Paquita Salas (serie por la que recibió el Premio Feroz a mejor actriz), Buscando el norte... Actualmente, la malagueña graba la serie Ella es tu padre, en la que comparte protagonismo con actores como Carlos Santos, Rubén Cortada y María Castro. Este sábado acude al Teatro Cervantes con Los universos paralelos, una obra en la que las sonrisas aligeran la amargura del drama en el que se basa la acción: el dolor inconsolable que causa la pérdida de un hijo.

¿Se sienten otros nervios cuando toca función en casa?

Claro. Además, la primera obra de teatro que hice en mi vida fue en el Cervantes, una tragedia griega que hicimos a nivel muy amateur. Por eso volver me parece algo muy simbólico. Estoy muy emocionada y muy nerviosa. Pero me gusta sentir que entre el público haya gente querida. Es algo especial.

Esta obra habla de la muerte, que es otra manera de hablar de la vida.

Sí. Habla de superar el dolor, de superar una pérdida. De superar algo que es muy natural, aunque no se quiera ver, y que nos afecta a todos. Al final se trata de seguir viviendo, que creo que es el mensaje que se quiere trasmitir con este texto precioso. Es de los textos más bonitos que me ha tocado hacer. Y aunque tenga algo triste, también ofrece algo muy positivo y muy importante.

¿No cree que la sociedad no gana nada intentando ocultar algo tan natural e irremediable como la muerte?

La muerte es parte de la vida. Creo que es un error querer no verla o querer obviarla. Lo que hace muy bien el texto de David Lindsay-Abaire es que habla de que la vida sigue pese a la muerte y que la muerte seguirá formando parte de la vida. Creo que es muy necesario aprender eso. Y que el dolor es una cosa y el sufrimiento es otra. Y que cada uno gestiona el dolor como puede, ya que es algo muy personal y muy íntimo que no está en manos de los demás.

Hace sólo dos años que empezó a hacer cine y ahora sale en un montón de películas. ¿Empieza la fama a pesarle? ¿Puede salir a la calle sin problema?

Puedo, puedo perfectamente. A veces escuchas a alguien que cuando pasas comenta: «Mira, esa es actriz». Pero todos se muestran muy respetuosos. Además, creo que es muy halagador que se acerquen para comentarte algo de tu trabajo. Lo aprecio. No estoy en el punto de que sea algo que me atosigue, ni mucho menos.

Ha pasado casi de la nada al todo. ¿Tan vertiginoso es el mundo del cine?

Sí. Es verdad que no había hecho cine antes, pero llevo haciendo teatro desde pequeña. Me ha pillado todo con otra edad y por eso me lo tomo con más calma. Vine a Madrid a hacer pruebas para el cine y es algo complicadísimo. Es verdad que todo ha venido de repente. Y poder hacer cine y descubrir cómo se hace es algo muy bonito, la verdad.

¿Y cómo lleva eso de elegir papeles?

Elegir papeles es algo que no llevo muy bien: no estoy acostumbrada. A mí me encanta trabajar y siempre he intentado hacer todo lo que he podido. Esta profesión es tan inestable que nunca se sabe... Me considero una afortunada y para mí recibir guiones es ya una suerte enorme.

Todas las comedias quieren contar con su presencia. ¿No tiene ganas de un dramón de esos de rasgarse las vestiduras?

Hombre, me entran ganas de eso, de un thriller y de muchísimas cosas. Un actor al final lo que quiere es probar cosas. La comedia es algo que disfruto mucho y cada comedia es diferente; hay muchos tipos de humor. Y aún así, la comedia me sigue causando mucho respeto. Hacer reír es complicadísimo y me pone más nervosa que otras cosas. El humor es algo muy personal. Lo que le hace reír a uno, a otro no le hace gracia.

¿No cree que ultimamente hay mucha ficción televisiva que supera a las producciones de cine?

Así es. Y afortunadamente, creo. Me parece maravilloso que cada vez más la televisión trabaje con unos guiones y unas producciones mayores. Creo que al final el público quiere eso: poder consumir en la televisión historias igual de buenas que una película.

¿Acabarán Netflix y HBO con el cine?

No lo creo. Igual sí que afectará más a las televisiones genéricas. Pero el cine seguirá siendo el cine. El hecho de ir al cine no tiene nada que ver con ver tres capítulos de una serie en tu casa. El cine tiene algo que ver más con lo social, como de plan para salir.

¿Entiende que se pague más IVA por ir al cine que por ir a los toros?

Por supuesto que no. No lo veo nada lógico. No me parece nada justo, la verdad.