De alguna forma, Todas las mujeres es un aldabonazo de Mariano Barroso, una demostración palpable de que siempre se puede hacer cine, de que no importan tanto como parece las condiciones económicas. Porque, en su opinión, «es un proyecto basado en lo que menos cuesta y lo que no pasa de moda como son los diálogos y el trabajo de los actores».

Por eso, el director de Los lobos de Washington y Hormigas en la boca fue tan tajante como esperanzado cuando se le preguntó por la preocupante y alarmante situación actual del sector cinematográfico: «Seguiremos haciendo cine a pesar de las agresiones, provocaciones, insultos y de toda la falta de respeto que podemos sufrir».