Sería fácil despachar 'Me estás matando, Susana' con los consabidos epítetos: 'ultracomercial', 'comedia romántica', etc. Y no se estaría faltando a la verdad, de ninguna manera. Pero hay un nosequé en la película de Roberto Sneider que desconvencionaliza, por decirlo de alguna manera, las peripecias sentimentales de una pareja en perpetua crisis como la formada por los personajes incorporados por Gael García Bernal y Verónica Echegui. En realidad, se trata más de un filme sobre la obsesión que el amor.

Primero, porque los protagonistas tienen cada uno lo suyo: bajo la apariencia de comedia con chispa, aquí contemplamos a unos seres egoístas, mentirosos y obsesivos que no van a permitir estar el uno sin el otro, haciéndose bastante daño por el camino. ¿Se acuerdan de la muy reivindicable 'Adictos al amor', con Meg Ryan? Pues sin tener nada que ver, 'Me estás matando Susana' sí presenta la misma subversión de los clichés y rutinas de lo romántico en el cine (bordeando la cinta mexicana terrenos bastante pantanosos por momentos; vamos, digamos que la conclusión no sería muy del agrado de cierto feminismo). Hay una escena particular que resume bien el espíritu del filme (atención, spoiler): cuando el marido ve desde una ventana a la esposa con su amante y tiene una notable erección (fin del spoiler); o sea, material juguetón, travieso y demasiado ambiguo para los terrenos trillados del cine sentimental, de parejas.

'Me estás matando Susana' resulta mucho más de lo que parece en primera instancia, lo cual no significa que sea, ni más ni menos, que poco más que una muestra de cine de entretenimiento, que busca la complicidad descarada del espectador. Loable intención, desde luego, si se cumple con eficacia, oficio y magnetismo, como hay aquí. Si encima hay ganas de buscarle las cosquillas a un subgénero demasiado previsible y de ser un poco puñetero, miel sobre hojuelas.