Apesar de que Jaume Mestres Estartús "nació artista", tuvo que estudiar tres licenciaturas para que le dejaran pintar. En el último año, este artista catalán ha expuesto en veinte museos. Hasta el próximo 12 de marzo muestra parte de su colección ´Sueños sobre hierro´ en la Sala Noble.

–¿En qué consiste la exposición ´Sueños sobre hierro´?

–Es una colección interesante. Se trata de una serie que tiene casi 300 piezas, de las que 16 se pueden contemplar en la Sala Noble. Esta serie se podría dividir en varias fases. Por un lado, ´Oxidation´, con simbología africana, y ´Oxidation II´, con simbología oriental. En otra parte, busqué armonizar la madera y el hierro, y tengo que reconocer que no estoy convencido de este matrimonio. Sólo me satisface una obra, que es el 11-S. Más tarde, añadí collages de arpillera, de polvos de mármol y resina sintética. Fue complicado, pero a mí me gustan los retos.

–¿Cómo definiría su obra?

–Yo creo que lo que la caracteriza es que es muy honesta. Está muy pensada, muy reflexionada, con un punto de corazón y de alma.

–¿Cree que el público entiende sus cuadros?

–A mí me interesa más que emocionen a que lleguen a ser comprendidos. Prefiero que el espectador se pare, aunque no le guste, a que pase de largo. Yo siempre he dicho que cualquier exceso de intelectualismo en una obra lastra con frecuencia su comprensión. La ejecución de una obra es sólo producto de la habilidad, es su concepción lo que es fruto de un determinado talento.

–¿Por qué cambió el lienzo por el metal?

–Yo quería darle un protagonismo al soporte, porque me interesaba que éste ya fuera media obra de arte. Quería llevar a cabo una simbiosis entre el soporte y la ejecución. En los últimos diez años, el 90% de mi trabajo ha sido sobre hierro.

–A usted le gusta experimentar y no seguir la directrices del mercado.

–He tenido la fortuna de que mis estudios me han permitido vivir para pintar y no pintar para vivir. Esto me ha permitido no tener que entrar nunca en el circuito comercial y poder pintar lo que he querido sin ningún tipo de mediatización. Lo que ocurre es que llegó un momento en el que personalidades del mundo de la cultura se interesaron por mi obra.

–¿Por qué ha elegido Málaga para exponer?

–El Ayuntamiento me invitó a presentar mis cuadros y yo en Málaga he sido un niño mimado, ya que hay obras mías en el CAC. Por diversas circunstancias, me siento muy apegado a esta ciudad y estoy en deuda con ella, porque ha apoyado mi trabajo de manera sustancial.

–¿Qué corrientes artísticas le han influido a lo largo de su carrera?

–Llevo pintando desde los 15 años y he pasado por la pintura figurativa, los impresionistas franceses, los expresionistas alemanes y el informalismo catalán. He tenido una gran evolución, hasta tal punto que hoy en día ya no trabajo con hierro sino con puertas naturales de madera.

–¿Qué pintores son los que más le han interesado?

–Me han interesado, entre otros, Sisley, Turner, Gimeno, Pollock, Kirchner y Tapies, al que le tengo verdadera devoción porque ha sido muy coherente con su obra. Siempre tenemos unas referencias estéticas que se graban en nuestras neuronas y que en un momento determinado pueden influir en nuestra obra.

–Uno de los puntos de su decálogo de artista dice: "Si la mayoría de tus obras te satisfacen, ¡Deja de pintar!"

–Yo soy un pintor permanentemente insatisfecho. Estoy continuamente buscando. Por eso yo nunca he querido entrar en los circuitos comerciales y que me dirijan. Cuando uno huye de todo esto es cuando le da un plus de autenticidad a su obra.

–¿Sigue ejerciendo su profesión o la pintura ya no le deja tiempo?

–Yo sigo ejerciendo como médico ginecólogo. Algunos juegan al golf en sus ratos de ocio y yo mi tiempo libre lo dedico a pintar, porque es mi vida.