La actriz Rosa María Sardá, que esta noche recibe el Premio Málaga en el decimotercer Festival de Cine Español por toda su carrera, ha asegurado que no sabe "lo que hay que ser para ser actor", aunque cree que "es imprescindible, como en cualquier otro oficio, tener sentido común".

"No sabría ir a una escuela y hacer docencia", ha dicho en rueda de prensa Sardá, que ha considerado que "ser tímido o lanzado da lo mismo" para ser actor, pero "no da lo mismo tener los ojos verdes y rasgados, eso ayuda mucho".

En ningún momento decidió ser actriz, ha recalcado la artista catalana, sino que nació "en una familia de actores, en la que hacer teatro era lo más normal y lo más natural del mundo", y salió por primera vez al escenario "con 7 u 8 años" vestida con su traje de la Primera Comunión.

Cuando recibe premios y homenajes como el de hoy, se plantea "a quién premian", si a ella o a los personajes que han creado otros para ella.

"Esto hace pensar, en realidad, a quién se premia, porque a mí no me conocen; me conocéis a través de la imaginación de otros, y eso es fantástico", ha añadido.

Después de haber recibido recientemente el premio de la Unión de Actores, Rosa María Sardá ha dicho que le resulta "muy gratificante" ver que los "amigos y compañeros" se acuerdan de ella "en momentos en los que el olvido está aguardando a la vuelta de la esquina".

En momentos en los que recibe premios así, no sabe qué decir, porque está "acostumbrada a hablar con palabras de otros", y las palabras que pueden decir algo sobre ella le dan "mucho pudor", ha confesado la actriz.

"Me fío más de los personajes que me escriben que de mi propio personaje. Yo no me fiaría mucho de la rubia esta natural, que lo fue en su tiempo", ha bromeado.

Si volviera a nacer, sería "mujer objeto", ha aseverado jocosamente Sardá, que cuando se le pregunta si cine o teatro, responde: "vacaciones".

"He tenido la suerte de hacer dos carreras. Cuando empecé a hacer teatro profesional me di cuenta de que no sabía nada y tenía que aprender el oficio. Llegué al cine y pensé que era estupendo, porque sólo había que decir sólo un trocito en todo el día, pero también me di cuenta de que no sabía hacer nada, porque era una forma de contar historias nueva, y ahí estamos, aprendiendo", ha explicado.

Sobre la posibilidad de dirigir cine, ha subrayado que "no es cuestión de atreverse", sino que no puede hacer algo para lo que no está "dotada" porque se siente "incapaz de contar una historia a través de imágenes", algo que considera "una sensibilidad especial que tienen algunos" y para la que se requiere "un talento especial".

Cuestionada por sus trabajos más apreciados, ha replicado que con las películas "pasa como con los hijos, que cada uno tiene su particularidad o su gracia, incluso el que es pesadito o el que está enfermito".

"Son trozos tuyos, y todo te ha modificado y conformado, y te ha ido haciendo como acabarás siendo en la pira funeraria", ha señalado la actriz.

El suyo es un oficio en el que se está "un año o siete meses parado y después te llaman tres para el mismo día", según Sardá, que sobre el momento de la retirada ha subrayado que "te jubilan sin querer, te obligan".