El cuidador de un dependiente sufre una etapa de cambios y ajustes que pueden afectarle a nivel familiar, social, laboral, a la salud y a los sentimientos. Tristeza, desánimo, pena, culpa, preocupación continua, enfado, irritabilidad e incluso ansiedad o depresión, son algunos de los ´efectos´ que puede provocar el desempeño de esta tarea.

La buena salud del cuidador incide y repercute directamente además en el que recibe esos cuidados. Pero, ¿cómo evitar estas consecuencias negativas? Precisamente ése es el máximo objetivo del Cuidabús, una iniciativa de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Este singular autobús que está recorriendo la geografía andaluza realizó ayer su primera parada en la provincia con el objeto de atender a los cuidadores malagueños, proporcionarles unas pautas de vida adecuadas y resolver sus dudas y principales problemas.

¿Cuáles son los consejos fundamentales a seguir? Ascen Monclova, una de las formadoras, explica que el cuidador debe dedicarse a sí mismo al menos media hora al día. "Es algo que no hacen y deben obligarse, media hora para ellos, para andar, por ejemplo", incide. Una alimentación adecuada y completa y que no abandonen su cuidado personal son otras de las recomendaciones. "Es importante que se pongan limitaciones y no mimar tanto al dependiente. Mimar no es lo mismo que cuidar", distingue la formadora. "Y también es fundamental que organicen su tiempo porque es muy valioso", afirma.

Además de cómo han de exponer los sentimientos y de cuándo deben pedir ayuda se ofrecen tanto de forma teórica como práctica consejos para aliviar las tensiones físicas, evitar las sobrecargas y contracturas y realizar las movilizaciones o cargas de forma conveniente, conociendo los músculos más fuertes y como mantener los pesos. Fomentar su autonomía, normas de higiene personal e incluso cómo vestir al dependiente son otros de los capítulos de este curso que ya ayer disfrutaron los cuidadores malagueños.

Los cuidadores. Éste fue el caso de Isabel Martínez de 57 años, cuidadora de su madre, que padece alzheimer, desde hace unos quince años. "Este curso está muy bien. Se aprenden muchas cosas", considera tras haber asistido a la parte teórica y práctica.

Aunque de forma mayoritaria el cuidado de familiares recae sobre la mujer también existen casos de hombres como el de Eduardo Esteve, de 44 años, que se acercó ayer hasta la explanada del Centro de Arte Contemporáneo donde estaba instalado el Cuidabús. Eduardo, gracias a la Ley de Dependencia, ya es el cuidador oficial de su hija de nueve años con parálisis cerebral y sorda. "Me ha parecido interesante, quizás más dirigido a personas mayores, pero muy bien. Habrá que completar la información con el DVD que nos han entregado", incide.