Tres pedófilos han aceptado ya dos años de cárcel y la suspensión de la condena a cambio de acudir a una terapia psicológica para tratar la parafilia que sufren desde que en octubre se efectuara esta propuesta por parte del fiscal de Delitos Informáticos de Málaga, Jacobo Fernández-Llebrez.

Este acusador desarrolla una iniciativa pionera en España, tan novedosa que ni siquiera existen terapias institucionalizadas que traten estos problemas. La Fiscalía continúa esperando la respuesta a su propuesta de organizar estos talleres específicos para pedófilos, lo que estudian ya Instituciones Penitenciarias y la Junta de Andalucía sin que hasta el momento se hayan pronunciado al respecto. "Continuamos negociando", dijo Fernández-Llebrez.

Ello, claro está, debe hacerse con aquellos condenados por posesión y distribución de archivos cibernéticos de pornografía infantil que estén dispuestos a aceptar una pena por este motivo: la privación de libertad se fija en dos años con la conformidad de la Fiscalía, que insta al tribunal a que suspenda la ejecución de la condena siempre que acudan a los talleres específicos para tratar su desorden psiquiátrico.

Hasta el momento, tres han sido los acusados que se han conformado con la pena y, por tanto, asumido la parafilia que sufren.

Se está estudiando el módulo que en Alhaurín de la Torre cursan los agresores sexuales, el más similar sin duda, y la posibilidad de exportarlo al ámbito de la pornografía infantil.

Esta idea también se fundamenta en la jurisprudencia emanada en los últimos tiempos del Tribunal Supremo (TS), que rebajó desde los seis a los dos años de cárcel la pena a un acusado de Barcelona al entender que no se podía castigar con la misma dureza a quien posee y distribuye –lo que es automático, debido al protocolo de transferencia de archivos–, que a quien realiza los vídeos con los menores y los somete a degradantes prácticas sexuales. "Esto supone una quiebra personal. Son gente normal, su familia desconoce el vicio y es una crisis en toda regla. Muchas veces se rompe el entorno", dice.

En las comparecencias judiciales, muchos reconocen que se han ido enganchando a este tipo de pornografía y aducen que tienen un problema, por el que suplican –salvo en casos extremos– ayuda.

Si el pedófilo acepta la suspensión de la condena pero, una vez que exista el curso de educación sexual, no acude al mismo, evidentemente su entrada a la cárcel será automática.

Además, Fernández-Llebrez informó de que en la sección de Delitos Informáticos ya hay fiscales que mantienen la necesidad de que se prive a los pedófilos en sentencia del acceso a internet durante el tiempo que dure la condena, un castigo similar al de la inhabilitación o las órdenes de alejamiento. "Esto se va a mantener en los próximos tiempos", precisó.

Muchos aceptan la pena porque el juicio, donde se muestra el material incautado, es un trago muy duro para las familias de los acusados.