El hombre enjuiciado por acabar a golpes con el conejo de su vecina ha sido finalmente condenado por una falta de maltrato animal y no por un delito como previamente había solicitado la Fiscalía. Por tanto, deberá pagar una multa de 15 días a razón del abono de seis euros por jornada más los 50 en los que se tasaron pericialmente los cuidados veterinarios que recibió el animal.

En un principio, la Fiscalía solicitó cuatro meses y quince días de prisión, así como inhabilitación para trabajar con animales durante dos años, el pago de las costas procesales y los 50 euros.

Según relató el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales, «el acusado se encontraba el 28 de febrero de 2009, sobre las 12.45 horas, en el jardín de su domicilio», ubicado en Rincón de la Victoria, realizando labores de jardinería «cuando observó que en su parcela se había introducido un conejo doméstico, el cual ya había visto por allí en otras ocasiones y que sabía que era de propiedad de su vecina del bajo».

Acto seguido, se dirigió hacia el animal «golpeándole fuerte y repetidamente con el pie hasta conseguir atraparlo». Una vez se hizo con el animal, el acusado se dirigió, a través del jardín que se ubica entre su propia vivienda y la de la propietaria del conejo, «para arrojarlo por encima de la valla que delimita las propiedades, al tiempo que manifestaba: ´Cada animal en su casa´».

Como consecuencia de los golpes recibidos, el animal sufrió lesiones de las que fue tratado por un veterinario, pero su alcance y gravedad hicieron necesario su sacrificio, al no responder a los «tratamientos empleados y resultar incompatibles con una vida digna».

El conejo fue pericialmente tasado en 50 euros, sin que se hubieran acreditado los gastos veterinarios en que se incurrió para el tratamiento y sacrificio del animal.

La clave aquí residía en si el animal era doméstico o no, puesto que el maltrato sobre seres vivos sólo es delito cuando el agredido pertenece a un humano y tiene la consideración de mascota, lo que ha levantado múltiples protestas entre diferentes colectivos de ecologistas desde hace años.

Finalmente, el conejo recibió tal consideración, y el acusado reconoció, según las fuentes judiciales consultadas, los hechos. Una condena por un delito le habría traído problemas precisamente porque el encausado era funcionario.

El otro gran caso de maltrato animal es el relativo al apaleamiento de una vaquilla en las fiestas veraniegas de Alhaurín el Grande, que será juzgado como falta.