El Centro de Encuentro y Acogida para personas drogodependientes de Cruz Roja pronto abandonará la calle Cruz Verde número nueve tras años de servicio al más necesitado. El traslado se efectuará en el plazo de un mes y su nuevo emplazamiento será la planta superior del edificio que actualmente alberga el Centro Provincial de Drogodependientes (CPD), en la calle Ana Solo de Zaldívar, en Palma-Palmilla.

El cambio de ubicación se debe a un problema de espacio que estaba ya impidiendo a los responsables de este centro ofrecer un servicio con la mínima calidad exigible. Además, el local incumple determinados aspectos de accesibilidad de la nueva normativa que podrían poner en peligro incluso la continuidad del programa que subvenciona la Junta, explica el coordinador del comité provincial de Cruz Roja, Samuel Linares.

Pese a que se trata de una medida inevitable y cuyo fin es únicamente mejorar el servicio, este traslado ha generado malestar entre los vecinos de Cruz Verde. El presidente de la asociación Lagunillas, Curro López, alaba el trabajo que está desarrollando la asociación en la zona, pero considera que el cambio va a suponer que nadie se ocupe de estas personas necesitadas.

«Y ahora, ¿qué hacemos con estas personas? Ellos los lavan, los alimentan, son los únicos que se preocupan. Éste es un barrio marginal y se deberían quedar en la zona y que les dieran un local más grande, pero aquí», critica el representante vecinal.

«Queremos que Cruz Roja se quede en el barrio, que es la única que está ayudando. Si ahora se llevan el centro a Palma-Palmilla estas personas en lugar de ir cada varios días irán cada quince o más. Hay para todo tipo de cosas y no hay para lo que tiene que haber», sentencia.

Falta de espacio

Pero el coordinador de Cruz Roja Samuel Linares explica que han intentado buscar un local en la zona pero que no han encontrado uno que reúna las condiciones necesarias. «No es un problema de dinero, sino de espacio», asevera el portavoz de Cruz Roja.

«Existía una situación que puede calificarse incluso de hacinamiento. El crecimiento de este servicio ha sido espectacular. Ahora mismo tenemos 300 usuarios y muchas de estas personas no son del barrio. Evidentemente los de la zona tendrán ahora que hacer el esfuerzo, pero es una mejora para todos ellos. De eso se trata», explica.

El Centro de Encuentro y Acogida para personas drogodependientes se trata de un recurso de reducción de daños. Presta diversos servicios como comida y bebida reparadora (café, bocadillos, galletas, etc.), lavado y secado de ropa, higiene personal (duchas, maquinillas de afeitar), intercambio de material higiénico (preservativos, jeringuillas, papel de aluminio), estancia y descanso; acogida, información, derivaciones y acompañamientos; atención sanitaria y psicosocial; y cursos y talleres.

La mayoría de los beneficiarios son hombres y presentan un deterioro notable a causa de las drogas, están desvinculados de las redes sociales y sanitarias, y se encuentran sin apoyo familiar y, muchos de ellos, en la calle. En este centro comen, beben, descansan, se duchan y, sobre todo, escuchan y son escuchados, reciben aliento, ánimos y respeto. También realizan talleres de prevención de conductas violentas, de consumo higiénico, de reciclaje, bisutería o pintura tanto para reducir daños como para mantenerse ocupados y estar el mayor tiempo posible alejados de las drogas.

Ahora el traslado, que se prevé en un mes, está a la espera de la firma del acuerdo entre Cruz Roja y el Ayuntamiento de Málaga, administración que cede el nuevo espacio.