La entrada en vigor de la Ley Antitabaco el 1 de enero de este año 2011 ha multiplicado la presencia de terrazas en las calles del Centro Histórico y ha reavivado un debate que enfrenta desde hace años al numeroso gremio de hostelería con el resto de comerciantes. Bares, restaurantes, cafeterías y similares acaparan la vía pública con sus sillas y mesas, e irritan a unos pequeños negocios que se sienten «tapados y escondidos». La creciente proliferación, además, de toldos laterales, pese a estar prohibidos por las ordenanzas de ocupación de la vía pública, agrava el problema. «Incluso mis clientes dicen que pasan por delante y no encuentran la tienda», lamenta algún comerciante.

El Ayuntamiento de Málaga elabora actualmente una nueva normativa que, seguramente, no podrá ser aprobada hasta después de las elecciones municipales de mayo y que camina paralela a los distintos planes de aprovechamiento que se están alcanzado prácticamente calle por calle. Ya se han firmado los de las calles Strachan y Bolsa y el de la plaza de Uncibay, y se está trabajando en los de la Plaza de las Flores, Alcazabilla, plaza de la Merced o Santa María.

La concejala de Comercio, Purificación Pineda, señala que la intención es elaborar una norma menos compleja que la actual pero que ayude a definir y acotar con mayor precisión los espacios de terraza de cada establecimiento, para evitar los actuales abusos que pueda haber por parte de algunos negocios de hostelería. ¿Hay más peticiones de mesas con la Ley Antitabaco? «En los datos del Área de Comercio no se percibe un aumento grande, pero si miras la calle sí es cierto que hay más proliferación», admite.

Mamparas y sombrillas ancladas en el suelo, que podrán dejarse también por la noche y que presentarán una estética común de acuerdo con las calles son los elementos en los que se confía para reestructurar la normativa y asegurar la visibilidad de los comercios y el paso de los peatones. La ordenanza establece que siempre debe quedar un espacio libre de 1,5 metros en el eje de calle, que aumenta a 3 metros en el caso de que haya mesas en los dos lados.

Pineda señala que el espíritu de la norma debe seguir siendo «no molestar al de lado» y asegura, ante las quejas de falta de mano dura de algunos comerciantes, que los agentes de la Policía Local velan por su cumplimiento.

«Se controla. Aunque los comerciantes digan que se sienten agraviados, también nos llegan quejas de muchos hosteleros por las multas que les ponemos. Cuando un negocio pone más mesas de la cuenta se pone un acta de infracción y se le multa, aunque es cierto que a lo mejor eso ocurre horas después de que las mesas se hayan puesto. Queremos usar las mamparas precisamente para dejar claras las zonas y que nadie se salga de su espacio», apunta.

Sin embargo, la edil sí asegura que cuando están operativos los planes de aprovechamientos y vigente la nueva ordenanza se quiere ser mucho más taxativo en su cumplimiento, en el sentido de que, además de las sanciones, se retirarán de inmediato los elementos «infractores», sin esperar a casos de reincidencia.

«En algunos casos, se han retirado con sierras toldos laterales, pero a partir de la nueva ordenanza nos los vamos a llevar todos desde el principio», comenta.

Los comerciantes, desde luego, apoyan ese cumplimiento estricto del contenido de las ordenanzas y se quejan de que, en algunos casos, al infractor le sale más beneficioso pagar la multa, ya que es mayor el beneficio que le saca a las mesas y sillas colocadas. La normativa establece sanciones de entre 750 y 3.000 euros según su gravedad y reincidencia, cuantías que no está previsto modificar.

El presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), Enrique Gil, reclama «que se sea justo con ambos colectivos», comerciantes y hosteleros, algo que, a su juicio, se lograría unicamente siendo estrictos con la aplicación del contenido de la norma.

En la otra orilla, el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado, afirma que las actuales ordenanzas son «muy restrictivas y casi imposibles de cumplir». En cuanto a los vecinos, la presidenta de la Asociación del Centro Antiguo, María José Soria, no está en contra de las mesas en la calle, pero sí de que «quien tiene permiso para poner 10 mesas tenga 22, que ocurre muchísimo».