David Pozo Pérez es director científico del programa andaluz de nanomedicina, que es uno de los tres programas que la Junta de Andalucía tiene en marcha en investigación biomédica traslacional y orientada, junto con los programas de genética clínica y medicina genómica y terapia celular y medicina regenerativa. Cada uno de estos tres programas tiene un centro de referencia. En terapia celular es Cabimer (Sevilla), en genómica Genyo (Granada) y en nanomedicina es Bionand que está en Málaga en el Parque Tecnológico.

¿Qué es la nanomedicina?

Es una aplicación en salud del conocimiento en nanociencia, que es una ciencia multidisciplinar que combina ingeniería, electrónica, bioquímica... Esa nanociencia, cuando se hace tecnología en salud es nanomedicina. El objetivo es aplicar de forma inteligente todas estas propiedades nuevas, que decimos que son propiedades emergentes, y que surgen cuando uno trabaja en la escala nanométrica. Esas propiedades son diferentes a otras escalas y, a veces, son nuevas que hoy por hoy empezamos a conocer y a manejar de forma inteligente, manipulando las moléculas, de forma que podamos realizar aplicaciones que tienen interés desde un punto de vista de salud. Podemos diseñar mecanismos diagnósticos nuevos y mecanismos terapéuticos nuevos.

A efectos prácticos, ¿qué supone?

El número de aplicaciones posible es muy amplio. Poder llevar una molécula a una determinada célula o lograr que una molécula se libere en función de unas determinadas situaciones en el interior de la célula o en el exterior de la célula. Esa capacidad de manipular la estamos teniendo ahora y nos sirve para responder preguntas que los grupos de investigación tienen. Hay que pensar que, actualmente, los fármacos que se dispensan trabajan únicamente por difusión, digámoslo así, bien por vía venosa, oral o intramuscular. Uno aplica el medicamento y las concentraciones se distribuyen y no se controlan, van siendo menores a medida que se alejan del punto de aplicación, pero hoy con la nanotecnología sí podemos llevar el medicamento donde queremos y hacer que se liberen cuando queremos e incluso preparar dispositivos que emitan información a un clínico sobre la situación local.

¿Este tipo de aplicaciones se investigan o ya se utilizan?

Se investigan. Ahora estamos en lo que se conoce como pruebas de concepto y estudios clínicos. La primera fase de medicamentos nanoestructurados sí se comercializa, hay cerca ya de un centenar, que se corresponden con la primera fase de desarrollo de nanomedicamentos. Son todos básicamente orientados a oncología.

En estos casos, ¿qué diferencia presentan estos medicamentos nanoestructurados respecto a los habituales?

Hace que el medicamento tenga una estabilidad mucho mayor, porque está protegido y se aumenta la vida media del mismo.

¿Por qué se está dirigiendo sobre todo a la oncología?

Porque los fármacos en oncología son el paradigma clásico de poder de selectividad. Tenemos fármacos y compuestos activos para matar células muy potentes, el problema es dar especificidad a esa potencia, de ahí los efectos secundarios de muchos tratamientos en oncología. La industria de fármacos en oncología está muy interesada en esta parcela.

Ha dicho entonces que es posible llevar un determinado fármaco a una célula y liberar ahí la cantidad exacta de sustancia activa que se quiera, ¿esto podría suponer un gran avance en oncología?, ¿Para cuándo?

Entre cinco y diez años se prevé que ya haya dispositivos de este tipo comercializados, tal y como está el estado de la ciencia ahora.

¿Qué va a suponer para estos pacientes?, ¿una diferencia radical?

Yo creo que sí. Hay que tener en cuenta que el hecho de poner el medicamento donde tu quieres y cuando tú quieres ahorra problemas que hoy por hoy tienen fármacos tradicionales si a eso se unen nanodiagnósticos con marcadores tempranos, es decir, medicina preventiva, se mejorará mucho.

En Andalucía, dentro de la nanomedicina, ¿existe algún campo en el que se centra la investigación esencialmente?

Los grupos básicamente se encuentran en dos áreas: en el área de nanodiagnóstico y el área de nanosistemas terapéuticos, y, en especial en esta última. Hay cerca de 20 grupos.

¿Qué es un nanodiagnóstico?

Un dispositivo que aplica nanotecnología que te permite hacer un diagnóstico. Por ejemplo, una tira reactiva para medir el pH, esa tira reactiva no aplica nada de nanotecnología, pero hay grupos de investigación que trabajan con nanopartículas que pueden cambiar de color o aportar una señal ante determinadas circunstancias, por lo que están aportando una prueba diagnóstica.

¿Y los nanosistemas terapéuticos?

Dispensar un fármaco donde queramos y cuando queramos.

¿El futuro camina de la mano de la nanomedicina?

Sí, por diversos aspectos importantes. Por una parte, los fármacos y la ya mencionada selectividad exquisita para evitar efectos secundarios y también para reducir las dosis, ya que hoy por hoy son más altas que si pudiéramos llevar el fármaco donde queremos. Hay que poner más para que llegue a donde me interesa. En segundo lugar, hay muchas moléculas activas biológicamente que no han llegado a ser un fármaco porque por su composición, por ejemplo, no son solubles, no se pueden dispensar con los métodos tradicionales, pero con nanotecnología podemos hacer que esas moléculas que sabemos que son interesantes se puedan dispensar. Por último, realizar los diagnósticos cuanto antes es mucho mejor y, en este aspecto, también entra la nanomedicina que podrá realizarlos con material biológico que en muchas situaciones presentan limitaciones de volumen/masa de partida pequeño y una elevada especificidad y eso es fundamental para llegar a una medicina personalizada. Además, los sistemas sanitarios del mundo se enfrentan a un problema de sostenibilidad económica y los dispositivos nanoestructurados son relativamente económicos.