La hospitalización de dos menores este pasado verano víctimas del «choking game», conocido también como el juego de la asfixia o del ahorcado, ha hecho saltar las alarmas. ¿Qué lleva a dos adolescentes nada problemáticos a poner en riesgo su vida así? Los expertos lo tienen claro, no hay tendencias suicidas, sino búsqueda de límites. La falta de oxígeno en el cerebro causa la pérdida de la conciencia con alucinaciones y sensación de placer. Pero se trata de un riesgo peligroso ya que bastan tres minutos para morir o quedar con severos daños neurológicos y los niños no lo saben.

Un joven de 16 años fue la primera víctima, a mediados de junio. Ingresó en la UCI con síntomas de asfixia como consecuencia de un peligroso juego con una cuerda en el que participaban otros dos amigos, también menores de edad, intentando ver quien aguantaba más sin respirar. Estaban en un cobertizo próximo al instituto y fueron sus compañeros los que dieron la voz de alarma muy asustados cuando se desmayó. La otra víctima, un chico de 14 años, fue encontrado por su familia inconsciente delante del ordenador hace un mes. En su litera había atada una cuerda y se sospecha que jugaba con otro joven a través de la cámara web de su ordenador.

Esta peligrosa práctica se expande por la red por todos los países con cientos de víctimas mortales cada año que buscaban sentir el subidón de oxígeno al cerebro en busca de alucinaciones y de una sensación de euforia.

Concienciar a la población

Francia, donde se conoce como «jeu du foulard», ha emprendido una gran campaña para frenar estas muertes a través de la asociación Apeas, formada por familiares de víctimas del macabro juego. Buscan concienciar a la población porque aseguran que ni los chicos tienen idea de los peligrosa que es esa práctica, ni los padres conocen el juego.

Adolescencia y juegos de riesgo van unidos desde siempre. Se trata de una edad en la que uno se siente invulnerable y muchos buscan la euforia y la adrenalina sin ser conscientes del peligro mortal que entrañan sus acciones.

La diferencia ahora es que los límites están difuminados y la «hazaña» en sí ha dejado de ser lo más importante, hay que grabarla o fotografiarla y «colgarla» en las redes sociales de internet para que se enteren los demás, explican los expertos.

Son los mismos juegos peligrosos que hace décadas, amplificados por la red y con nombre anglosajón: «choking game», «balconing» , «train surfing», «planking»...

«Choking game»

El «choking game» consiste en cortar el suplemento de aire que tiene la sangre del cerebro a través del ahogamiento. Puede realizarse tanto en solitario como con amigos y ayudados de sogas, cables, cinturones o pañoletas. Después del estrangulamiento, el aire vuelve al cerebro produciendo euforia.

La prevención pasa por la comunicación fluida con los adolescentes y prestar atención a algunos indicios que apuntan a este tipo de prácticas: posibles marcas en el cuello, como moratones o cortaduras, cuerdas o pañoletas atadas a la cama, marcas de zapatos en los muebles (para intenta ahorcarse), desorientación tras haber estado solo, dolores de cabeza continuados, o comportamientos misteriosos encerrándose con llave.

Con ser una de las prácticas de mayor riesgo mortal, no es el único juego peligrosos que practican los adolescentes y que circula por internet.

«Balconing»

El arriesgado salto gana cada vez más adeptos y se ha puesto de moda entre los jóvenes turistas extranjeros que se alojan en hoteles de la costa catalana y de las Islas Baleares. El temerario juego, vinculado a la ingesta de grandes cantidades de alcohol y estupefacientes, consiste en saltar desde el balcón de una habitación al de otra, o bien directamente a la piscina.

Más de una docena de muertos y medio centenar de heridos en el triste balance de los dos últimos años en España.

«Train surfing»

El «surfeo de trenes» es otra manera de jugársela. Se trata de una práctica extrema que consiste en subirse a la carrocería de un tren en movimiento, bien agarrado a los costados, por debajo entre las ruedas o lo más habitual, de pie sobre el techo. En España todavía no se han detectado casos, pero la práctica se extiende rápidamente por internet.

Ya se han registrado casos mortales en Dinamarca, Reino Unido –donde se nota un incremento de prácticas en las redes del metro–, Australia y Sudáfrica. El peligro se acrecienta no solo por la posibilidad evidente de una caída, sino por los postes y túneles que se cruzan a gran velocidad. Algunos adolescentes se han electrocutado sin llegar a tocar los cables de alta tensión: la catenaria produce arcos voltaicos.

«Planking»

Fotografiarse en lugares insólitos, con el cuerpo rígido y siempre boca abajo en equilibrio inestable, es una moda que llega de Australia. Los aficionados se fotografían encima de señales de tráfico, de chimeneas, o de las barreras de un paso a nivel... El aliciente consiste en ser creativo, expresarse y formar parte de un fenómeno mundial ya que las fotografías se comparten en la red.

Sólo se necesitan unos minutos, es anónimo y apenas hace falta un teléfono móvil con cámara. Lo que comenzó como una diversión de adolescentes se ha convertido en un gran fenómeno en las redes sociales. Amas de casa, deportistas y periodistas de distintas partes del mundo se han sumado a esta moda. Un juego aparentemente sin riesgos que, llevado al extremo ha causado ya alguna muerte, como la del joven australiano Acton Beale, que falleció al caerse del balcón de un séptimo piso cuando posaba para hacerse una foto de «planking».

«Bed Jumping»

Se trata de un movimiento social cuyo único objetivo es pasárselo bien saltando en la cama. Algunas cadenas hoteleras lo promueven como alternativa al «balconing». Claro que hay que inmortalizarse en pleno salto para «colgarlo» en las redes sociales. También hay quien lo practica para liberar estrés. Aunque es un antiguo juego infantil, ahora ha cogido fuerza a través de internet.

«Parkour»

Es la disciplina del arte del desplazamiento utilizando habilidades. Conlleva superar obstáculos como vallas, paredes o árboles. Los más experimentados lo consideran un deporte o incluso un arte. Nunca molestan a los viandantes ni compiten entre sí, aunque realizan recorridos en grupo. Basta un calzado deportivo cómodo y el principal riesgo es una caída en función de la dificultad elegida.

«Knockout»

Su aparición en EE UU es motivo de gran alarma, pues se trata de grupos de extremada violencia, a tenor de los vídeos que se multiplican en internet.

Un pequeño grupo de adolescentes eligen al azar una víctima inocente y salen a por ella. Compiten en ver quien llega primero, la noquea de un puñetazo y la tira al suelo entre las risas del resto. Se vincula a violencia racial practicada por jóvenes negros.