Los bajos precios que las grandes corporaciones pagan a los agricultores y ganaderos por sus productos y la famosa crisis de los pepinos €que manchó la imagen de la huerta española ante los mercados europeos durante los meses de mayo y junio€, han provocado que 2011 se convierta en el tercer peor año de siempre para el campo malagueño, con una pérdida de 56,4 millones de euros en relación al ejercicio anterior. El año cierra así con una facturación de 625,4 millones, un 8,2% menos que en 2010 y un 10,5% por debajo de la media de los ejercicios de la última década.

La crisis desatada a raíz de las irresponsables declaraciones de la senadora alemana Cornelia Prüfer-Storck, en las que achacaba el origen del brote infeccioso de la bacteria «E. coli» a los pepinos españoles, ha dejado en Málaga unas pérdidas de 37 millones, con caídas del 23% de ventas en el caso de hortalizas como los pimientos, la lechuga, el pepino, el calabacín y el tomate y del 13,4% en el de productos que compartían campaña en esas fechas como la sandía, el melón, la cebolla y la patata.

Todos estos productos sufrieron una depreciación de su valor en los mercado de la que aún no han conseguido recuperarse, según explicaron el presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Málaga, Carlos Blázquez, y el técnico de Frutas y Hortalizas, Benjamín Faulí. Sólo la alcachofa se ha librado porque su producción fue anterior a mayo.

Los malos resultados generales del campo llegan incluso después de un año «climatológicamente excepcional» donde la lluvia y el buen tiempo se combinaron de manera perfecta. Blázquez denunció que la falta de una regulación de precios ha dejado a la práctica totalidad de los cultivos y de los ganados por debajo del umbral de la rentabilidad, ya que el coste de la producción es siempre superior al precio de venta.

De esta horrible lógica de mercado sólo se salva el potente segmento de subtropicales de Málaga €centrado en la Axarquía, con el mango y el aguacate como principales exponentes€, que con una facturación de casi 80 millones (un 14,8% más que en 2010) son los únicos que dejan ganancias. El aguacate, en concreto, es el «producto estrella» de la agricultura malagueña, con una facturación de 65 millones de euros.

El olivar, por su parte, tampoco se sustrae a la dinámica de los bajos precios y los productores el aceite se están viendo obligados a vender por debajo del coste de producción. Los precios del aceite se han mantenido en los últimos tres años en el entorno de los 1,69-1,71 euros el kilo por debajo de los 2,20 que se consideran como la cuantía mínima para que el cultivo sea rentable. En todo caso, la caída de la facturación de este año (casi un 28% menos para un total de 109,8 millones) se debe también vecería, el descenso de producción que se da en los árboles tras un año de cosecha fuerte, en este caso la que se dio en 2010.

Otro sector «ruinoso» por la caída de precios es el de los cítricos. «Vemos cómo, año tras año, no hay ninguna regulación de mercado, los precios suben y bajan y este año han bajado de tal forma que lleva a una pérdida total del 30% respecto a 2010», apuntó. La comarca citrícola por excelencia, la del Valle del Guadalhorce, se postula así como «la gran perdedora» por la desaparición de muchas parcelas y pequeñas explotaciones.

En cuando a la ganadería, Asaja constata un pequeño repunte del 4,9% de la facturación, con 153,7 millones, aunque recuerda que que la comparativa se hace con un año 2010 «especialmente malo» tras el que «sólo le quedaba levantar cabeza o desaparecer». De todas formas, el problema es el mismo que en la ganadería: los precios mínimos que los ganaderos reciben por sus productos no palían lo que pagan. «La rentabilidad de las explotaciones es cada vez menor, con precios de hace más de 10 años y unos disparatados costes de producción, en especial en los piensos», dijo.