El silencio invadió ayer Cuevas del Becerro, municipio malagueño de apenas 2.000 habitantes que conocen bien a la mujer que la Guardia Civil compara con Teresa Mendoza, la protagonista de la novela La reina del sur que da vida a una narcotraficante mexicana de primera línea. Nadie en el pueblo en el que viven sus padres quiso trazar el perfil de esta joven de 28 años, que el instituto armado considera como la número uno de una organización en la que hay 21 detenidos por, presuntamente, dedicarse a transportar vía aérea cocaína de gran pureza desde la República Dominicana.

Los investigadores aseguran que para ello utilizaban a personas de pocos recursos que mandaban al país caribeño como si fueran turistas a cambio de 500 euros. Durante la investigación, la Guardia Civil descifró el papel que cada miembro desempeñaba y constataron que en la cúpula se encontraba una mujer que dirigía la empresa «con mano firme». Y la descripción que los agentes hacen de la joven no tiene desperdicio, ya que encaja con el personaje literario de Arturo Pérez Reverte y otras conocidas narco mujeres de carne y hueso. La benemérita habla de esta mujer como una adicta a la cirugía estética, asegurando que en dos de los pasaportes que se le han intervenido su apariencia en las fotos es sorprendentemente distinta. Los pocos vecinos que ayer abrieron la boca subrayaron su elevado nivel de vida y los numerosos coches de alta gama que lucía cuando visitaba el pueblo. También era generosa, ya que llegó a pagar de su bolsillo la cabalgata de Reyes Magos de su pueblo en la que participó como reina maga o campañas de juguetes para colectivos de la sierra de Ronda. Ella tenía su residencia en la urbanización El Olivar, en el municipio de Arriate.

La operación policial se inició a mediados del pasado año, cuando la Guardia Civil de Cádiz detectó la existencia de una organización dedicada al tráfico de cocaína en la serranía gaditana. Los investigadores comprobaron que utilizaban a personas que, a cambio de unos 500 euros, traían desde Latinoamérica importantes cantidades de cocaína de gran pureza. La organización, según la Guardia Civil, utilizaba contactos que esta mujer había establecido personalmente en la República Dominicana para que la sustancia que se proporcionase a los correos de la droga tuviese la máxima calidad. Estos contactos se ocupaban de las mulas cuando se encontraban en el país caribeño, donde incluso recibían preparación psicológica para no levantar sospechas o evitar que se echaran atrás.

Una vez que la droga entraba en España, era trasladada hasta Ronda para su adulteración y posterior distribución a las personas que controlaban puntos de venta de droga al menudeo en las provincias de Málaga, Cádiz y Sevilla. Los argumentos del instituto armado no sólamente son teóricos. En la práctica, los investigadores interceptaron varios envíos de cocaína realizados por este procedimiento, deteniendo a varios correos en el aeropuerto de Madrid–Barajas, todos ellos vecinos de las serranías de Cádiz y Ronda, con escasos recursos económicos e incluso consumidores de estupefacientes que previamente habían sido reclutados por la organización para que se desplazaran como turistas a la República Dominicana. Una vez de vuelta en nuestro país y tras pasar los controles policiales, las mulas eran recogidas por los miembros de la organización, que los trasladaban hasta la serranía de Ronda para recuperar la cocaína trasportada en el interior de sus organismos o en sus equipajes.

Cuando los investigadores tuvieron conocimiento de un envío a través de dos mulas acompañadas por la cabecilla de la organización y otro responsable de la misma, se procedió a la explotación de la operación, deteniendo en Barajas a dos hombres que portaban 75 y 50 cápsulas de cocaína. También fueron detenidos los responsables de la organización que esperaban el paso de las mulas por los controles policiales, fingiendo no conocerse y haber realizado el viaje por separado. Posteriormente, siete registros domiciliarios en Málaga y Cádiz supusieron la incautación de otros 450 gramos de cocaína, 250 gramos de hachís y 100 gramos de marihuana, nueve vehículos, dos armas de fuego simuladas, 4.660 euros, balanzas de precisión y sustancias de corte para la adulteración de la cocaína.