El asesinato del abogado malagueño Salvador Andrés Reina, cuyo cuerpo fue encontrado en el maletero de su propio vehículo el pasado jueves en la capital, ha sido un hecho «aislado, circunstancial y fortuito, incluso en la elección de la víctima» por parte de Peter Rudolph Bertz, el alemán de 50 años que ha confesado el crimen que presuntamente cometió tras hacerse pasar por un posible cliente de Reina. Con estos términos definieron ayer el crimen el subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, y el jefe accidental de la Comisaría Provincial de Policía, Valentín Bahut, quienes convocaron a los medios más para ensalzar la investigación policial y dibujar el oscuro perfil de Bertz que para despejar dudas sobre las últimas horas de vida del abogado.

Entre lo más destacado, Hernández y Bahut señalaron que el crimen supuestamente se produjo en Marbella, municipio al que se trasladaron en el vehículo del abogado y donde en teoría el detenido realizó alguna de las dos extracciones de dinero de 600 euros cada una. Según el comisario accidental, una se produjo el viernes y otra el día siguiente. Las imágenes de uno de los cajeros en las que aparece el detenido sitúan uno de los reintegros a las 10.40 horas del sábado, cuando Reina probablemente ya había fallecido desangrado y mientras su familia se encontraba en la Comisaría Provincial de Málaga denunciando su extraña desaparición.

Y es que la autopsia realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Málaga determinó que el fallecimiento se produjo prácticamente el mismo día de su

desaparición como consecuencia de una herida por arma blanca en el cuello. Además, Bahut dejó entrever que el letrado fue torturado por su agresor para que le facilitara la clave de la tarjeta de crédito. Aún así, fuentes cercanas al caso creen que el letrado pudo aguantar con vida varias horas en el maletero del vehículo que el detenido finalmente abandonó en las inmediaciones de la estación de autobuses de la capital.

Tras la denuncia, las primeras pesquisas policiales determinaron que la desaparición del abogado se produjo el viernes a las 15.00 horas, poco después de recibir la visita del ahora detenido, que supuestamente fue a realizar una consulta profesional. Las siguientes pistas son los dos movimientos bancarios, excesivos, y la imagen de un individuo que extrae el dinero de los cajeros con la tarjeta de crédito de Reina. Bahut no quiso revelar los municipios en los que se sacó el dinero ni las otras vías de identificación del sospechoso, aunque según ha podido saber este periódico los investigadores consiguieron localizarlo gracias a los testimonios recabados entre viejos conocidos de la policía de la misma nacionalidad que el detenido, a los que les mostraron las fotos obtenidas en las entidades bancarias. Así llegaron el pasado miércoles hasta Torrox Costa, en plena colonia alemana, donde Bertz vivía de alquiler desde el pasado verano con su pareja entre 6.000 paisanos.

La detención. Esa noche el sospechoso cenó en un conocido restaurante cercano a su urbanización Centro Internacional, un edificio conocido como Carabela. El camarero le sirvió albóndigas. «Se las comió como si llevara días sin comer. Casi se atragantaba», relató a este periódico. Tras abandonar el local, fueron los agentes los que entraron a reparar fuerzas al mismo sitio: «Le dije a los policías que acababa de irse y les pregunté si lo tenían localizado. Me dijeron que sí, que irían a su casa después del partido de Champions entre el FC Barcelona y el equipo alemán Bayer Leverkusen para detenerlo de una forma más discreta».

Así fue. El interrogatorio no le dio tregua y la confesión fue total. El jueves a mediodía el detenido guio a los agentes hasta la calle de Ramón de Alarcón, muy cerca de la estación de autobuses de la capital. Allí se encontraba aparcado el Volvo de color azul metalizado con el cadáver de su propietario en el maletero. El cuerpo presentaba varios golpes y una herida por arma blanca en el cuello.