La huelga general del 29-M contra la reforma laboral del Gobierno de Rajoy registró ayer en Málaga un seguimiento del 75% de los trabajadores según los sindicatos CCOO y UGT y de menos de un 30% según la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), dejando la interpretación de su éxito en manos del propio ciudadano según se viera afectado por la misma. Como ocurrió en la anterior huelga de septiembre de 2010, los sindicatos se apuntaron algunos tantos como la paralización del comercio y del transporte aunque fuera en gran parte por la coacción del millar de personas que actuaron como piquetes.

El resultado fue que en Málaga se vivió una jornada a medio camino entre la inactividad total de un festivo y el discurrir de un jueves normal: hubo tráfico más descongestionado, menos niños en los colegios y pacientes en los hospitales, comercios cerrados por doquier, polígonos industriales semivacíos y empresas que programaron su actividad con antelación para dar ayer permiso y ahorrarse algún disgusto.

Del consumo de luz, un criterio objetivo para medir la incidencia de la huelga, sólo se conocieron ayer datos a nivel andaluz, extrapolables en todo caso a Málaga: bajó un 10,32%, por debajo del 14,8% que descendió en 2010 y del 23% del año 2002, cuando el éxito de los sindicatos obligó a José María Aznar a retirar meses después el conocido como «decretazo».

La disparidad en las cifras de seguimiento por parte de sindicatos y empresarios (o administraciones) no sorprende, por cuanto forma ya parte del juego habitual de la huelga, pero sí lo hace el elevado número de detenidos –doce, ocho de ellos al parecer personas vinculadas con los sindicatos que participaban como piquetes– que se cobró una jornada que en realidad no registró apenas incidentes de consideración más allá de las tensiones habituales en la entrada del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), en Mercamálaga, en bares como los de la calle Alcazabilla durante la noche anterior o de madrugada en la salida de vehículos de Limasa o de la EMT.

Críticas al exceso de agentes. Los secretarios de CCOO y UGT en Málaga, Antonio Herrera y Manuel Ferrer, se quejaron, al igual que sus colegas de toda España, de una excesiva presencia policial en las calles y de un celo mayor por parte de los agentes a la hora de controlar a los piquetes, algo que achacaron a las instrucciones recibidas por sus mandos, que tildaron de «dictatoriales».

En concreto, fue muy comentada la presencia de un helicóptero que sobrevoló Málaga capital durante toda la jornada y el vallado preventivo de El Corte Inglés por parte de la Policía Local. Sin embargo, fuentes del Gobierno central señalaron a este periódico que el despliegue fue el «habitual y necesario» para jornadas de huelga general.

Las centrales sindicales celebraron el éxito de la convocatoria, y señalaron que la huelga tuvo un seguimiento del 78% en Sanidad, del 45% en los servicios de la Administración Central, del 80% en Correos, de hasta el 43% en Educación, del 98% en el Comercio, del 80% en la Construcción o del 78% en la Banca. En el caso del Ayuntamiento de Málaga, el Consistorio reconoció que la huelga fue secundada por un total de 1.130 empleados, el 15,33% de la plantilla.

Los sindicatos también sacaron pecho del respaldo que tuvo la manifestación celebrada en Málaga capital, cuyos integrantes llegaron a ocupar de forma extendida la Alameda de Colón, dos carriles de la Alameda Principal y la llegada al edifico de Correos. CCOO y UGT aseguraron que unas 50.000 personas asistieron a la marcha, una cifra que posteriormente elevaron a 70.000 e incluso a 100.000 pero que quizá sea excesiva.

Fuentes de Interior, por su parte, minimizaron la cifra a 9.000 que, igualmente y por lo visto ayer en las calles, parece baja.

En cualquier caso, y en comparación con las 25.000 personas que los sindicatos sacaron a la calle en la anterior huelga general de 2010, que la protesta contra el Gobierno de Rajoy ha arrastrado a más gente a la calle de los que lo hizo una protesta contra el Ejecutivo de Zapatero.

La patronal minimiza el éxito. En el bando empresarial, la patronal malagueña CEM comentó que el seguimiento de la huelga registrado en la provincia fue menor del 30%, «escaso y bastante reducido, estando condicionado por los amplios servicios mínimos fijados». La jornada transcurrió así «con gran normalidad, con empresas abiertas y con la inmensa mayoría de los trabajadores en sus puestos de trabajo», tal y como se desprende de la información recabada por la CEM de sus organizaciones territoriales y sectoriales y de sus sociedades asociadas.

«Lo habitual está siendo que los trabajadores se acerquen a las empresas y, según el caso, a puerta abierta o cerrada –por la presencia de piquetes–, se está trabajando. En casos puntuales, se ha adelantado tarea o se ha suspendido la actividad», valoró la CEM, que también recordó las dificultades de desplazamiento de los trabajadores por la huelga en el transporte ferroviario y de carretera.

La nota más negativa la dio un individuo de 39 años que fue detenido por agentes de la Policía Local en la madrugada del jueves al ser sorprendido cuando prendía fuego a un contenedor. Se sospecha que podría ser el responsable de la quema de un total de 19 recipientes en Eugenio Gross, avenida Velázquez, calle Ayala, Héroe de Sostoa, plaza Mozart, calle Beethoven, Calañas, Curtidores, La Unión, Reboul o Franz Listz.