A pesar de la contención del gasto y del turismo nacional, los empresarios de playa de la provincia, pendientes, en muchos casos, de esclarecer su situación administrativa, esperan que el verano reporte unos resultados al menos tan positivos como los del pasado año. Después de un fin de semana marcado por el buen tiempo, la federación que agrupa al sector, liderada por Norberto del Castillo, confía que el clima se estabilice y se mantenga la presencia de turistas. «Llevamos un año muy inestable. La Semana Santa no resultó como esperábamos», señala.

Del Castillo lamenta, no obstante, que los propietarios de los chiringuitos continúen un año más con el problema de las licencias sin resolver, pese a la euforia inicial del nuevo Ejecutivo. «La realidad es que seguimos como estábamos, aunque con una diferencia. Ha pasado otro año», precisa.

La indeterminación jurídica del sector, amenazado por la aplicación de la Ley de Costas, está pendiente, ahora, además, de la consolidación de los nuevos gobiernos territoriales. Los empresarios conocen las intenciones del PP, que, no obstante, ha relajado su impulso inicial respecto a la normativa. Resta por saber la predisposición de los responsables de la Junta, que ha renovado el departamento al que se adscriben las competencias marítimas. «Han sido una temporada atípica con tres elecciones. Queremos saber cuanto antes en qué punto estamos», puntualiza.

La incertidumbre prosigue, aunque los responsables de los chiringuitos se concentran ahora en preparar la temporada alta que se avecina. Norberto del Castillo se aferra a la presencia de los turistas nacionales y el aumento del gasto de los extranjeros, que empiezan a comportarse con mayor soltura económica que en los años precedentes. «Sabemos que en el mercado nacional el consumo no es el que era, pero creemos que, al menos, habrá el mismo número de clientes», pronostica. La batalla, en este caso, también sigue siendo la rentabilidad; el sector emplea en la Costa del Sol a alrededor de 20.000 personas.