El Juzgado de Menores número 2 de Málaga ha condenado a un joven a cuatro años de internamiento en un centro de régimen cerrado y a otro a dos por participar en el homicidio de un colombiano, junto a varios adultos, cuyo móvil fue la venganza.

El primero de ellos es sentenciado a cuatro años en régimen cerrado, dos en régimen semiabierto y un par de ejercicios en libertad vigilada porque rodeó a la víctima, y, de esa turba, partió el navajazo mortal que acabó con la vida de la víctima; el otro ha sido sentenciado a dos años de internamiento en régimen cerrado, 18 meses de internamiento en la modalidad semiabierta y dos ejercicios de libertad vigilada.

Así, el 11 de marzo de 2011, en la discoteca Candela de Málaga se produjo un incidente entre varios súbditos colombianos. «Con el fin de vengarse de este altercado, puestos de acuerdo para causar daño al que consideraban culpable de lo sucedido, el testigo protegido número 3 del caso, se dirigieron varios adultos y los dos menores juzgados a la Plaza Murillo Carreras de la capital, donde sabían que podían encontrarle», dice la juez Cristina Jariod en el apartado de hechos probados.

Varios de ellos portaban cuchillos. Uno de los que llevaba navajas era precisamente el joven que entonces tenía 17 años; el otro encausado tenía 15. Llegaron al lugar en un Opel Kadett, y se dirigieron al testigo protegido número tres, que huyó. En defensa de éste salió uno de sus amigos, que fue rodeado por todos salvo por el menor de 15 años, que «se quedó más atrás con el fin de avisar de la llegada de la policía». La togada indica que la víctima recibió de uno de ellos un navajazo con el cuchillo en el abdomen, que le causó graves lesiones y terminó falleciendo.

En concreto, sufrió una herida inciso-punzante que le afectó al hígado, la vesícula, el páncreas y el estómago, tras lo que falleció. Le hicieron otros dos cortes más. El fenecido tenía esposa y tres hijos.

El chico que vigilaba «conocía las intensiones agresivas de sus compañeros y que, al menos dos, portaban armas». Tanto éste como su compañero de banquillo sabían que se encaminaban a una riña, por lo que son autores.

Situación psicosocial. En relación al que participó en la agresión, según el informe técnico psicosocial, el togado habla de situación preocupante. Es un joven colombiano que lleva un año en España, donde ya residía su madre, y consume tóxicos. Ha permanecido ocioso, sin control por el extenso horario laboral de los adultos. Tiene escasa empatía, dice la magistrado.

Su compañero, el que vigiló por si venía la policía, sólo tiene 15 años y también es colombiano. Pertenece a un grupo familiar cuya dinámica es protectora y carente de normas, «con historia de fracaso escolar por una formación de base deficitaria». Además, destaca, es fácilmente influenciable por el grupo, sobre todo por su hermano mayor, que por cierto será juzgado el próximo lunes en la Sala del Jurado, junto a sus compañeros, por estos hechos. La sentencia ha sido recurrida por la acusación particular y las defensas.