Está usted al frente del juzgado más saturado de toda España...

Lo de España habría que mirar las estadísticas. Pero de los mercantiles, sí. Tenemos una entrada altísima de asuntos, y no ha variado la situación desde hace dos o tres años. Estamos saturados no sólo por lo que entra, sino por lo que llevamos arrastrado. Somos los más colapsados seguro.

¿No tiene la sensación de que lo que se hace es únicamente ponerle parches al problema?

Tengo funcionarios de refuerzo, y una juez en el bis, que ahora está de baja por maternidad. Tenemos un secretario de refuerzo, y hemos logrado que la funcionaria que lleva el tema de Aifos continúe en su puesto, que se prorroga automáticamente cada dos meses, porque un procedimiento se tramita mejor cuando se conoce. Hasta nueva orden seguirá aquí. Además, el presidente de la Audiencia nos ha mandado un funcionario de apoyo. Éso es lo que tenemos. Y hemos pedido los juzgados 1 y 2 un juez conjunto para que ponga sentencias que no requieren de vista. Los procedimientos se acumulan, siguen en trámite, y no damos abasto. Cuando acabe este mes, yo habré hecho el módulo que me exige el consejo para todo el año: 1.088 horas. Del total nos restan tiempo para atender a procuradores y profesionales, para estudiar, y luego queda el neto, que son esas 1.088 horas, para dictar resoluciones. Cada cosa que hagamos tiene unos puntos: por ejemplo, tener una sentencia suma cuatro, pero resolver un recurso no puntúa nada, es como si no trabajases. Tengo 1.088 horas para hacer todo, además de recibir a profesionales, estudiar, atender el juzgado. Ser juez aquí requiere atender muchas áreas, no sólo poner resoluciones.

¿Por qué cree que no se le da solución al colapso que sufre su juzgado?

Hay distintas variables. Por un lado, el Gobierno ha cambiado de modelo, y ahora se apuesta por los tribunales de instancia. Ya se ha abandonado la idea de crear juzgados. El año pasado no se creó ninguno y este tampoco. Ello quiere decir que, por ejemplo, en Primera Instancia no habrá 20 juzgados civiles, sino un tribunal civil de Málaga, con veinte magistrados y sus respectivos funcionarios. Por tanto, en este ínterin de tiempo, no se van a crear juzgados. Los refuerzos se ponen mientras se soluciona todo. Es como cuando te dicen que no te van a arreglar una pared porque mañana te vas a otro edificio nuevo, aunque la pared se te esté cayendo a trozos sobre la cabeza. ¿Por qué no vienen más refuerzos? Pues por la crisis económica. Hay un interés del Gobierno en reducir la jornada laboral y bajar el sueldo de los funcionarios interinos, pero los empleados de aquí vienen los sábados y los domingos, y hasta por la tarde, de ello puedo dar fe. Si encima les bajas el sueldo, supongo que su disponibilidad se resentirá. No van a hacer un esfuerzo gratuitamente. Entre que se está pergeñando un nuevo modelo judicial, con supresión de partidos judiciales, tribunales de instancia y servicios comunes, y que no hay dinero, es muy complicado dotarnos de refuerzos. Pero necesitamos un plan integral, no más parches.

¿Cómo sería ese plan integral definitivo que acabaría con el colapso del juzgado?

Necesitamos, en primer lugar, un plan a largo plazo. Yo no puedo trabajar a seis meses vista, sobre todo si tenemos en cuenta que estoy señalando vistas para 2015. Si quiero bajar la agenda de señalamiento, necesito saber que quien va a hacer esa agenda estará aquí más de seis meses. Yo no puedo poner de hoy para mañana un juicio, porque hay que citar a las partes, por ejemplo. Se necesitan dos o tres meses. Por tanto, habría que establecer plazos más largos de permanencia. Esto me lo reconoce el Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pero legalmente está así, cada seis meses. Otra cosa es que se pueda hacer una excepción. Cuando se quiere se puede, sobre todo en este tipo de casos. Y también habría que establecer un sistema de refuerzo del personal de la oficina judicial y de personal que resuelva, es decir, jueces. Si tengo treinta funcionarios trabajando y aquí estamos los mismos jueces, los procedimientos estarán en mi despacho. Si hay enfermeros y anestesistas, pero no cirujanos, podrás preparar al enfermo pero no tendrás especialista que lo opere.

La receta parece fácil...

El tema de personal funcionario, con la crisis parece difícil, y en cuanto a jueces, se puede tirar de sustitutos, pero ésta es una especialidad muy compleja, y cuando entra alguien nuevo tengo que hacer una labor de tutoría. Llega un momento que no puedes con todo. Se da la paradoja de que éstos son juzgados especializados, donde se supone que los jueces son especialistas, que saben de economía y contabilidad, pero los sustitutos, pese a su buena voluntad y disposición, ni son jueces de carrera, ni saben de contabilidad. Es un contrasentido que se cree un juzgado especializado y, como no hay suficiente dinero, se meta a resolver a alguien de la bolsa de interinos.

El hecho de que este juzgado esté colapsado, ¿es un problema importante para la economía provincial?

Claro. El Supremo ya dijo que había 20.000 millones de euros retenidos en procesos. Aquí no llegamos a eso, pero esa idea se puede trasladar aquí. Si todo lo que es movimiento económico pasa por este juzgado, todo lo que no sea liberar ese dinero por medio de una resolución rápida supone una incidencia sobre el circuito económico provincial. Ahora tengo 500 concursos y miles de demandas. El 95% de las demandas que se solicitan son relativas a cuestiones dinerarias.

Por tanto, si se acaba con el atasco se daría un fuerte empujón a la economía local...

El circuito del dinero sería más fluido, porque todo lo que se estanque aquí, estancado está. Es el ejemplo del Supremo pero a escala provincial. Fue una noticia importante, y ya se están planteando allí medidas para liberar el dinero.

El concurso debe resolverse en un año...

Cuanto antes se resuelva, mucho mejor. La Ley Concursal maneja un año, pero lo deseable es que el concurso no tarde más de seis, siete u ocho meses.

¿Sabe usted qué porcentaje de empresas sobrevive al concurso?

La mayoría van a liquidación, por encima del 90%.

¿Por qué ocurre eso? ¿Por el colapso del juzgado?

El problema es que muchas veces las empresas llegan ya para enterrarlas. El enfermo está tan mal que, por más medicamentos que le des, no mejora. En segundo lugar, porque la empresa se dedica a una actividad que no tiene mercado. Por ejemplo, la promoción inmobiliaria y todo lo que hay alrededor. La crisis ya lo toca todo: el transporte, las profesiones liberales, el sector farmacéutico, que por cierto está cogido con pinzas; las tiendas de ropa. Los hoteles están bastante tocados, más que por cuestión de caída de la actividad turística, por las altas tasas de apalancamiento que tienen los explotadores del negocio. Si el hotel tiene una deuda muy grande, y no puedes pagar, lo normal es que el banco no te refinancie o te ejecute. Esto es la tormenta perfecta, una especie de sálvese quien pueda. Ahora, todo lo que no sea financiación propia, lo tiene muy mal. Si me acostumbro a comer jamón, hasta que me acostumbre al chopped lo paso mal.

¿Define esta crisis como la tormenta perfecta?

Sí. Hay falta de crédito, de confianza y de iniciativa empresarial. Hay paro, y eso repercute en el consumo. Si la gente no consume, acabaremos en el campo con taparrabos.

¿Qué concursos señeros tiene ahora, por aquello de enterrar los mitos?

El de Aifos, el de Aurigacrown, que está en liquidación, el de EveMarina, el del hotel de los Ruiz Mateos, el del Casino Torrequebrada, entre otros.

¿Cómo está el asunto de Aifos?

Aifos vende pisos. Si se recupera esto, podrá hacer algo. Pero por ahora va a ser que no. El inmueble de costa bien situado acabará teniendo salida, el que no lo esté, no.

Sinceramente, ¿ve brotes verdes por algún lado?

No veo. Los veré cuando disminuyan los concursos y haya menos eres, casi todos son extintivos.

Usted sigue pulverizando el módulo del consejo...

Oficialmente el único módulo para el juzgado de lo Mercantil es el de 350 asuntos en global; hace año y medio el consejo hizo un estudio que concluyó que el número máximo de concursos que debemos llevar nosotros es de 20 al año. Sólo este 2012, por el camino que vamos, rozaremos los 200. Pero en años anteriores pasamos los cien. Se acumula exceso tras exceso, es imposible hacer la digestión.

¿Los empresarios acuden al concurso?

Hay obligación de pedirlo.

¿Es una solución para la viabilidad de la empresa?

Depende del empresario, de lo tarde o temprano que acuda. De si la empresa es factible y de que no llegue muerta. El concurso no es para enterrar una empresa. En Alemania, paraíso económico, hubo el año pasado 40.000 concursos. Es un instrumento más para el empresario en dificultades. Lo malo de que el tejido productivo se pierda es que recuperarlo es muy complicado. El empresario debe saber que el concurso le da bastantes instrumentos que pueden servirle. Tengo concursos de empresas en los que se ha hecho bien y se han salvado, porque llegaron en un tiempo razonable, pero los milagros no existen. Yo, como consumidor, preferiría contar con una empresa que te da la garantía de saber que está fiscalizada por un órgano judicial.

Por tanto, todo depende de cuándo pida el empresario el concurso...

Muchísimo. La mayor parte de los éxitos dependen de que el empresario acuda pronto al concurso.

Por cierto, ¿qué puede decirme de la polémica surgida hace tiempo sobre el hecho de que algunos jueces siempre nombren a los mismos administradores judiciales?

Esto tiene relación con un concurso de Cádiz, del grupo Jale. Se dijo que nosotros nombrábamos a administradores concursales que acuden a nuestros cursos. Aquí, formarse es una obligación legal, y, por obligación también, esos cursos los dan los colegios oficiales o la Universidad de Málaga, entre otros. ¿A quién requieren? A los jueces, que son los que están día a día en el juzgado, que conocen los procesos. Además, podemos hacerlo. Lo único que podemos hacer los jueces es dar clase. ¿Que voy a dar clase a un colegio profesional y nombro a un administrador de ese curso? Normal, porque los únicos cursos que se dan los damos nosotros, y obligatoriamente va a coincidir que voy a nombrar a uno de esos administradores. ¿Que se nombra a los mismos? Todos los nombramientos van a los colegios profesionales, existe una lista de administradores que es pública. ¿Que coincide? Cuando elijo a un administrador tengo que escoger a alguien preparado, porque si no me puede suponer tener veinte incidentes más o no; un mal administrador puede ser la muerte de la empresa. Un buen administrador puede generar más activo que el que la empresa tenía. Lo que ocurre es que hay mucha gente que quiere que se le nombre, y como no se puede nombrar a todos, alguno se cabrea más que otro. El primero encantado en meter una mano en una bolsa y elegir un número soy yo. El sistema se puede cambiar, pero no se ha hecho; si pusiéramos una cámara aquí, en mi despacho, vería la cantidad ingente de administradores que se sientan ahí y me preguntan qué hacer o qué no.

Usted habló en un auto de suicidio colectivo. ¿Sigue pensando lo mismo?

La sensación es de desesperación porque llegas por la mañana y ves los expedientes y que no le resuelves su problema a una persona. Causa mucha desesperación y ansiedad. Yo nunca he tomado pastillas para dormir, y cuando llegué al juzgado empecé a tomarlas. Ésta es la última barrera, el amparo del juez, y si no te lo dan me causa desesperación.