Peter O´Toole, uno de los asesinos a sueldo más temidos de Reino Unido, aterrizó ayer en la Costa del Sol años después de su última visita. Esta vez descendió del avión esposado ante un espectacular despliegue policial que blindó el aeropuerto de Málaga. Conocido como baby faced assassin (el asesino con cara de niño), está acusado de participar en el tiroteo en el que una bala atravesó el cuello de un turista en Benalmádena en 2002. Reino Unido, donde O´Toole cumple dos cadenas perpetuas desde 2005 por el asesinato de un narcotraficante y otro intento fallido, ha aceptado la extradición temporal del reo para que rinda cuentas en España. Tras un vuelo privado en el que estuvo custodiado en todo momento, el sicario de 33 años fue conducido a toda velocidad por una comitiva de varios vehículos policiales (helicóptero incluido) a la Ciudad de la Justicia, donde estaba previsto que el titular del juzgado de guardia le tomara declaración sobre los hechos ocurridos sobre las 2.00 horas de la madrugada del 11 de febrero de 2002. Alain Leslie Southern, de 39 años y natural de Liverpool, recibió un disparo en la nuca que le salió por la garganta cerca del bar Luning, en la avenida Antonio Machado de Benalmádena. La víctima ingresó en coma en Carlos Haya y quedó parapléjica. Si al principio se pensó en un ajuste de cuentas, los investigadores españoles concluyeron que recibió el tiro que supuestamente iba dirigido al propietario del bar, que previamente echó a O´Toole y a dos amigos suyos del local por arrojar bolas de billar a los transeúntes.

Antes de ese incidente, O´Toole ya era conocido en su Birmingham natal, de donde huyó justo antes de ser juzgado por agredir con arma blanca a un joven de 16 años que acabó con 118 puntos de sutura en la cara. Era 1998. Tres años antes, cuando sólo tenía 17, fue condenado por apuñalar a un vigilante que le sorprendió robando. Las fuentes consultadas aseguran que el acusado compaginó entre 1998 y 2002, al calor del tráfico de hachís, su papel de fugitivo y sicario en la Costa del Sol hasta que volvió a su país, muy poco después del incidente de Benalmádena. De hecho, cumplirá un mínimo de 30 años en una cárcel británica por el asesinato por encargo de su amigo Gary Morgan, que murió en julio de 2002 de dos disparos en la cabeza por un asunto de drogas. Tres semanas antes, intentó asesinar a Anthony Morecroft, quien según la policía de Birmingham logró escapar de la muerte saltando a un canal y bucear durante varios minutos. La policía española también relacionó a O´Toole con el asesinato de Scott Bradfield, cuyo cadáver apareció en un descampado de Torremolinos descuartizado en dos maletas de color rosa.