De la calma chicha y un pesado terral a un sobresalto que supuso un descenso de casi 10 grados de temperatura en sólo veinte minutos acompañado de rachas de hasta 56 kilómetros por hora. Un frente frío de levante barrió ayer el litoral malagueño, un fenómeno que a Fausto Polvorinos, jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de Málaga de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de Málaga, le recuerda a una versión moderada de la galerna del cantábrico, un temporal súbito que golpea la costa de oeste a noroeste. En el caso del litoral malagueño, el viento batió de este a oeste en forma de pasillo por la costa y sorprendiendo a muchos ciudadanos que hasta ese momento intentaban luchar contra el terral en la playa.

«No es un tornado. Se trata de un fenómeno relativamente común pero más propio de la primavera», explica Polvorinos, quien añade que extrañamente es el segundo que se produce este verano. A mediodía, sin margen de maniobra, los bañistas salieron detrás de sus toallas y sus sombrillas hasta que finalmente abandonaron la playa con una repentina sensación de frescor. El sobresalto lo puso la bofetada de viento. Con el frente recién llegado a la Axarquía procedente de Almería y Granada, la racha alcanzó a las 11.00 horas los 56 kilómetros por hora, el máximo en territorio malagueño junto al medidor del aeropuerto de Málaga una hora después, según detalló el meteorólogo de Aemet.

El siguiente registro fue el de la capital, concretamente en el puerto. A las 11.50 soplaba un terral de 7 kilómetros por hora de mínima y 18 de máxima y el termómetro alcanzaba los 34,7 grados de temperatura con un 25% de humedad. Diez minutos después el mercurio marcó 27,2 grados y a las 12.10 señaló 25,1 grados y la humedad alcanzó el 60% y las rachas en la zona del puerto llegaron hasta los 44 kilómetros por hora, según los datos aportados por Aemet a este periódico. En sólo diez minutos, entre las 11.50 y las 12.00 horas, el descenso de la temperatura fue de 7,5 grados, «un aire acondicionado natural para el terral», añadió Fausto. Aunque sus efectos son más notorios en la costa, algunos puntos de la ciudad fueron sensibles a las rachas. Como en la avenida de la Luz, donde el viento arrancó la rama de un árbol que cayó en un parque infantil, informaron fuentes de la Policía Local.

Sin embargo, la velocidad máxima del viento en la capital se registró en la estación de El Cónsul, donde el medidor señaló 51 kilómetros por hora. Ya en el corazón de la Costa del Sol, y cuando los 36 kilómetros por hora registrados en Torremolinos parecían indicar que el fenómeno remitía, el fenómeno se reactivó en Fuengirola con 50 kilómetros por hora, descendiendo hasta los 38 kilómetros posteriormente.

La entrada brusca de levante también tuvo sus efectos entre los navegantes. Según los datos de la web de Puertos del Estado, la boya del puerto de Málaga pasó a señalar un oleaje de 0,35 metros a 0,7 metros, ya marejada.