No será un trámite pero tampoco supondrá ninguna revolución. Más bien, tiene todas las trazas de ser una puesta a punto. El Partido Popular celebra el viernes 28 en Torremolinos su undécimo congreso provincial, al que asistirán 1.180 compromisarios y en el que la única candidatura a la presidencia es la de quien ya ocupa actualmente el cargo, Elías Bendodo, presidente de la Diputación.

Bendodo afronta la cita con un respaldo casi unánime y con un equipaje de 5.000 avales, muchos más de los que estatutariamente necesitaría. Lo hace en un momento orgánico dulce, sin tensiones o turbulencias internas y con un horizonte sin elecciones que preparar. Eso sí, la organización, que ha crecido estos años en militancia hasta alcanzar los 30.000 afiliados, tiene una dura tarea para afrontar y gestionar recortes y ejercer la necesaria pedagogía política en torno a ellos.

El cónclave, con el lema «comprometidos con Málaga», se ventilará en una sola jornada y sólo hay dos ponencias para debatir: la de organización y estructura interna y la de estrategia política, un documento de cuarenta páginas y 85 puntos que aboga por un radical adelgazamiento de las administraciones, por retirar el recurso contra los matrimonios homosexuales; que se muestra favorable a la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo y que carga las tintas contra Zapatero y sus políticas.

Contiene escasa autocrítica, aunque sí algunas perlas: afirma textualmente que la política de comunicación ha sido un fallo constante en los gobiernos del Partido Popular, una clara advertencia a lo importante que resulta la manera de llegar a la ciudadanía a través de los medios y cómo se utilizan estos. En la ponencia, que incide en la necesidad de mostrarse «inflexibles» con la corrupción, se nota la mano de Esperanza Oña, alcaldesa de Fuengirola, que ya ha expresado de una u otra manera ésta y otras ideas contenidas en la ponencia en diversas ocasiones. Junto a Oña han coordinado el documento otros tres alcaldes: Manuel Barón, José Luis Torres y Fernando Fernández Tapias.

Nombres

Elías Bendodo lleva con discreción y sigilo, reuniéndose con unos pocos fieles, el proceso para formar la nueva dirección. Aún no está cerrada. Ni en forma ni en número. Francis Salado, secretario general, alcalde de Rincón y portavoz en la Diputación, no repetirá como número dos. El viernes lo anunció oficialmente y ahora todos los indicios apuntan a que ese cometido lo desempeñará o bien Fran Oblaré, amigo personal de Bendodo, vicepresidente en el organismo supramunicipal y hasta ahora uno de los vicesecretarios, o Margarita del Cid, vicesecretaria y de facto número tres, que recuperará un protagonismo en parte perdido por su reciente maternidad. Llamadas a interpretar un papel más relevante están la senadora Patricia Navarro, que salió de la dirección regional y que ahora trabaja organicamente casi a diario en la sede provincial; Kika Caracuel, concejala en Marbella y diputada provincial de Economía; y José María García Urbano, alcalde de Estepona.

Sin olvidar a María Paz Fernández, alcaldesa de Ronda y portavoz del partido, al diputado provincial Juan José Bernal, a veteranos como Manuel Marmolejo o a la diputada Carolina España. Cambiando o no de área no perderán comba el diputado Carlos Conde, que trabaja en Presidencia en la Diputación, o el edil Julio Andrade, que lleva el partido en la capital.

Preocupados con el ascenso de UPyD e Izquierda Unida. La ponencia de estrategia política de los populares malagueños alerta del descrédito en el que está sumida actualmente la política e incide en que un deber de los dirigentes y militantes populares ha de ser combatir este fenómeno y reivindicar la actividad en la cosa pública como un noble arte para cambiar situaciones y aumentar el bienestar de la gente. El texto advierte también de una tendencia electoral que va despojando de apoyo a las dos fuerzas mayoritarias, PSOE y PP,

y que otorga mayores expectativas electorales a Izquierda Unida y a Unión Progreso y Democracia. En este sentido se reflexiona sobre cómo volver a ser la opción política favorita de los ciudadanos. También reivindica la ponencia que el Partido Popular «ha de ser el partido de la gente normal» y subraya que los dirigentes y militantes han de defender y explicar «sin complejos» las medidas que se ponen en marcha.