La piscina terapéutica del Hospital Civil de Málaga, la única de sus características de la capital, vuelve a hacer aguas. Sus usuarios, enfermos crónicos con diferentes y duras dolencias, no podrán hacer uso de las instalaciones por ahora a pesar de que este tipo de terapia con agua caliente es el remedio más eficiente para luchar contra el dolor. Muy malas noticias que los directivos del centro hospitalario han transmitido a estos pacientes durante los últimos días fueron y que finalmente han sido confirmadas por una portavoz a este periódico.

Según la versión oficial, las fugas reparadas el pasado invierno en las instalaciones han vuelto a dar problemas. «Ahora mismo la piscina no es segura y los técnicos están estudiando la viabilidad de una nueva reparación», aseguraron las fuentes, que también añadieron que por tanto no hay fecha de obra ni de reapertura previstas. En todo caso, no es la primera contrariedad a la que los usuarios de las instalaciones se enfrentan en los últimos años.

La última fue el año pasado, recién estrenado el otoño. La temporada empezó en la piscina el día 3 de octubre y los responsables del hospital se vieron obligados a cerrar la piscina antes de que terminara el mes. Tal y como adelantó entonces este periódico, desde el centro sanitario se justificó la avería por la antiguedad de las instalaciones, explicando incluso que durante aquella reparación se produjo otra avería diferente. Al parecer, al tratarse de instalaciones tan antiguas, el agua caliente a presión provoca que las tuberías estallen. En aquel momento, incluso del riesgo que suponía este tipo de avería para las medidas asistenciales y a los quirófanos.

Afectados. Encarna Chamizo, de 64 años y un 50% de invalidez por una fibromialgia crónica que le afecta a los huesos, pertenece a uno de los tres grupos que semanalmente acuden a esta piscina. Sólamente en el suyo hay una quincena de pacientes crónicos que necesitan esta terapia para calmar el dolor. «Aquí somos todos crónicos. Yo tomo morfina por la mañana y por la noche, pero estos últimos días el dolor no me deja dormir y estaba deseando que llegara octubre para poder ir a la piscina», explicó ayer Chamizo, quien añadió que los 37-38 grados del agua de esta piscina es el único remedio contra el dolor que le provoca una enfermedad con la que convive desde los 14 años.

La paciente se muestra indignada ante el anuncio de un nuevo cierre temporal de la piscina, sobre todo porque en Málaga no hay otra de este tipo. De nada han servido sus visitas a los despachos de varios responsables del centro y la llamada que le hizo al responsable técnico de las instalaciones.

En la misma situación que Encarna se encuentran Carmen Díaz, Francisca Robles y Loli, que acuden por prescripción médica a la piscina del Hospital Civil los lunes, los miércoles y viernes. «Yo sé que no me voy a curar, pero ese agua es lo único que nos queda y lucharemos por ella hasta el final», concluyó Encarna.