La austeridad ha dejado de ser una frase hecha para convertir las cuentas de la UMA en un presupuesto de supervivencia y de defensa en un ambiente financiero poco favorable. La crisis, sin duda, hace mella. En sólo un año, los ingresos de la instiución académica se verán reducidos en un 11%. Pero es que en sólo cuatro años, el presupuesto es casi un 20% inferior. Y 52,3 millones de euros se notan a la hora de afrontar un ejercicio y plantearse objetivos. De ahí que la partida económica que más se ha visto trastocada sea la de personal, en la que la Universidad piensa ahorrarse hasta 7 millones de euros con respecto a este año que está a punto de expirar.

La UMA cumple así con los criterios de austeridad impuestos por el Gobierno, que ha aprobado dos reales decretos que limitan y regulan, en primer lugar, la contratación de nuevos profesores asociados; y, en segundo lugar, aumenta la dedicación docente de parte del profesorado titular. Además, para mantener la vinculación de todos los profesores a la Universidad, la institución tomó en su día la determinación de reducir la carga lectiva y la retribución económica de una parte de su plantilla docente.

El Consejo Social de la Universidad de Málaga dio ayer luz verde al presupuesto para el año 2013, que será de 225.024.846 euros. En 2012 las cuentas ascendieron a 253,9 millones de euros. Es decir, que el próximo ejercicio la UMA manejará un 11% menos. De momento y mientras se aprueban los Presupuestos Generales del Estado y los de la Junta, es lo que hay. Como ya adelantó la rectora, Adelaida de la Calle, en una entrevista publicada la pasada semana por La Opinión de Málaga, si finalmente se producen «modificaciones presupuestarias a favor, las podremos incorporar en cualquier momento del año».

La rectora era más pesimista hace sólo una semana y temía que el presupuesto pudiera ser un 30% más bajo que este año. Finalmente será un 11%.

Todas las partidas presupuestarias sufren un recorte, a excepción de la destinada a becas. Según la UMA, esto se debe, fundamentalmente, a la disminución de los ingresos por matrícula, ya que si bien no han bajado las matriculaciones sí lo ha hecho el número de créditos, y al retroceso de las transferencias de la Junta de Andalucía.