La provincia de Málaga atesora numerosos productos dignos de los paladares más exigentes. Cítricos, aceitunas, pescados, carnes y dulces dignos de los mejores platos y restaurantes. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que aunque la provincia cuente con un sinfín de sabores y olores, no todo el mundo los conoce o sabe reconocer, para lo que las empresas agroalimentarias han exigido una promoción y difusión adecuada de los mismos.

Este asunto centró la pasada semana el desayuno-coloquio organizado por La Opinión de Málaga con los representantes de distintas empresas agroalimentarias y de distribución de la provincia. A este asistieron Juan Román, de Román y Martos; Francisco Sánchez, de Pastelería Pathelín; Diego Gallegos, chef ejecutivo del grupo Alea y caviar de Riofrío; Juan Manuel Aguilera y Violeta Rivas, de Delicias de Antequera; Carlos Aguilera, de Chivo de Canillas; Carlos Ramos, de Comercial Ramos, y Mari Carmen Romero, directora del Área de Desarrollo Económico y Rural de la Diputación de Málaga.

Una de las principales conclusiones obtenidas en el debate fue la importancia de la iniciativa «Sabor a Málaga», puesta en marcha hace poco más de un mes y que ha tratado de cumplir las peticiones de las empresas del sector en la provincia. Puesta en marcha por la Diputación, el objetivo de la misma es dotar de marca a los productos de la tierra y el mar y promocionarlos tanto en la provincia como más allá de nuestras fronteras.

Así las cosas, la responsable del ente supramunicipal explicó que la feria para promocionar la marca tuvo como plato fuerte la celebración de las jornadas «Sabor a Málaga» en la plaza de toros de La Malagueta en el puente de la Constitución, visitada por más de 22.000 personas. «Fue muy positiva porque la gente conoció las productos, y eso lleva a que después se busquen en las tiendas y que estas los oferten».

La mayoría reconoció que el paladar malagueño cada vez es más exigente. Juan Manuel Aguilera señaló que la gente hoy día quiere buena calidad, aunque ello implique comer menor cantidad o distanciar en el tiempo. Carlos Ramos apoyó esta premisa y añadió que hay dos perfiles muy bien diferenciados: el cliente al que le da igual la calidad, y el que sólo quiere cosas «buenas». Lo mismo apuntó Carlos Aguilera: «La gente sale menos pero busca calidad». El responsable de Pathelín se atrevió a ir más allá y apuntó que aunque los tiempos que corren no son muy positivos para el gasto, quienes venden productos más económicos y por tanto de menor calidad no se encuentran en una situación mejor que quienes ofertan artesanía y delicatessen.

Sin embargo, recordaron que el desconocimiento es generalizado y que el malagueño no conoce la variada oferta malagueña. Como ejemplo, pusieron los vinos, de una calidad similar a los del norte de España y que sin embargo, apenas se ofrecen y consumen por falta de información. Francisco Sánchez apuntó que el malagueño nunca se ha «mirado el ombligo» y que hacen falta acciones conjuntas. Por eso, Romero recordó la iniciativa «Sabor a Málaga», que «tratará de concienciar a la población». Diego Gallegos recordó que los productores deben hacer que su producto sea más accesible, ya que consideró que muchos se escapan del precio a pagar. Sin embargo, el responsable de Chivo de Canillas apuntó que la materia prima buena «vale dinero».

En cuanto al futuro del sector, Ramos apostó por el turismo mientras Juan Román reconoció que los visitantes son quienes están ayudando más en las circunstancias actuales. Pero desde Delicias de Antequera consideraron que primero hay que captar al malagueño «porque come hoy, mañana y pasado».

El gerente de Pathelín consideró que aumentar el consumo interior hará que se revierta la situación en riqueza y empleo. «Hay que cambiar la concienciación y aprovechar el dinero del turismo. Hay que hacer un esfuerzo a nivel general».

La responsable de la Diputación apuntó que para que Málaga potencie sus productos primero han de creérselo los malagueños.