El primer reto fue digno de un trabajo de Hércules de nuestros días: pasar un proceso de selección de 10.000 personas para convertirse en uno de los 16 participantes de La Báscula. Es lo que consiguieron el matrimonio formado por Juan Antonio Manzano y Aurora Lechado y su hija Estefanía Manzano, vecinos de la Victoria y hermanos del Rocío, así como su amiga Ana María Núñez, de Vélez.

Los cuatro forman el equipo de Málaga, conocido como La Boda, que con otros tres de Cádiz, Granada y Sevilla cada domingo por la noche se ven las caras en Canal Sur Televisión para comprobar cómo les ha ido una semana cargada de actividades, comida sana y mucho deporte.

El momento de la verdad llega cuando los participantes se pesan en una enorme báscula y comprueban si han conseguido el objetivo marcado por los expertos, un grupo de asesores (psicóloga, nutricionista, endocrinóloga y preparador físico) que da las pautas y evita que La Báscula se convierta en una carrera desbocada por perder peso como sea.

Nada más lejos de la realidad porque, para empezar, no se trata de un concurso, como recuerda Estefanía, de 28 años, administrativa ahora mismo en paro y que, por cierto, recalca que busca empleo: «Lo mejor es que esto no es un concurso, no hay mal rollo ni envidias, todos nos alegramos de bajar peso y nos apoyamos mucho».

Fue ella quien se apuntó al casting y cree que el hecho de que vaya a casarse en julio fue lo que le convirtió en participante. «Cuando les dije además que mi madre también estaba gordita, que mi padre tenía barriguita y que conocía a una amiga que iba a la boda y a la que también le hacía falta perder pues...el grupo perfecto».

El equipo de La Boda está formado por cuatro personas extremadamente amables, además de simpáticas y extrovertidas, a quienes la popularidad no se les ha subido a la cabeza. «Yo por lo menos me doy cuenta al ver un programa si la gente es auténtica o no y es que yo soy así, mi marido es así y mi familia es así. Me da alegría cuando la gente en la calle me dice que soy igual que en la tele», confiesa Aurora, de 51 años, ama de casa y que lleva más de 30 casada con Juan Antonio, de 57, técnico de ascensores jubilado después de más de cuatro décadas de trabajo. «Empecé a los 14 años, así que fíjate», comenta.

La cuarta del grupo es Ana María, veleña de 35 años, psicopedagoga que trabaja como orientadora en una academia de su ciudad. Ana María conoció a Estefanía en caminatas para perder peso. La de Vélez Málaga es la más descolocada por la popularidad, porque son muchas las personas que se le acercan para animarle y para comentarle que están siguiendo las pautas del programa. «Yo soy Ana, ¿famosa de qué?, soy una gordita que tengo la suerte de que me han cogido para adelgazar en un programa y para mí ha sido un antes y un después porque me faltaba un poquito de motivación».

Ana María entró en La Báscula pesando 135 kilos, cuando su peso ideal eran 73, pero en el último programa ya había bajado casi 15 kilos en total. De hecho, de los 483 kilos que sumaban los cuatro malagueños, en estas ocho semanas de programa ya han perdido entre todos 46,5 kilos.

Y nada de dietas milagro: comida sana cinco veces al día y ejercicio físico, y para no caer en tentaciones, cada equipo tiene un vigilante especial, en este caso Jesús, el futuro marido de Estefanía, con quien se casará en la Basílica de la Victoria. Pero claro, el traje de novia que ella encargó antes del programa ya no le sirve porque lleva adelgazados casi 10 kilos. «Ahora ya no sé qué traje me voy a poner», bromea. Ana María, por contra, ha sido más precavida y esperará a que se aproxime más la fecha.

De los cuatro, la que tiene el reto más importante es sin duda Aurora pues ha aprovechado además para dejar de fumar, algo que su marido ya hizo en 1992. «Yo entré en el programa por mi hija, pero luego me di cuenta de que yo lo necesitaba más que ella porque están las enfermedades silenciosas como el colesterol, la hipertensión o el azúcar, que no avisan y pensé que tenía que hacer una vida sana y también dejar el tabaco, porque no he dejado de fumar desde los 16».

Mientras recibe el apoyo del resto de participantes de La Báscula por esta doble decisión, Aurora, que ha pasado de 120 kilos a 110, explica que ya puede agacharse, al tiempo que Juan Antonio, que de pesar 100 kilos ha pasado a 86,5, destaca: «Ya puedo atarme los zapatos porque antes no podía».

Pero los de La Boda insisten: todo se basa en perseverar en el esfuerzo. «Se pasa mucha hambre pero hay veces que más que hambre es ansiedad, es ganas de comerte un trozo de chocolate», cuenta Estefanía, y Ana María subraya: «Nos encontramos a mucha gente que nos pregunta la dieta estamos siguiendo pero no es una dieta, es alimentarse bien, comer cinco veces a día, de todo y saludable. El milagro en dos meses lo consigues pero luego viene el efecto rebote. Un día puedes comer un poco de dulce pero ya sabes que ese día te toca andar un poquito más».

Y para Aurora el verdadero desafío ha sido ese, el ejercicio físico. «Yo era nula para el deporte y le tenía miedo, lo de comer verdura sabía que lo iba a llevar bien pese a que soy muy dulcera, pero con el apoyo de todos estoy consiguiendo muchas cosas». Y ahí ha estado esta malagueña descendiendo con cuerdas por El Chorro, con su nieto picándole desde abajo.

Los malagueños de La Báscula se consideran privilegiados por haber sido escogidos para este compromiso semanal que, están convencidos, les llevará a adoptar un hábito saludable de por vida. «Llevo toda la vida gordita y mi sueño siempre ha sido adelgazar, estar sana y encontrarme bien y lo estamos consiguiendo», reconoce Estefanía. El día de su boda, al igual que sus padres y su amiga Ana María, será otra persona por dentro y por fuera.