Lo de ayer fue un paseo militar para las cerca de 10.000 personas -según fuentes del Corte Inglés- que optaron por subir a la bici y dejar aparcado ese, para muchos malagueños, símbolo de estatus social que todavía es el coche.

Ver cortado el Paseo del Parque y parte de la Alameda para que sea atravesada sin riesgo para nadie por una multitud montada en bicis, triciclos y artilugios a pedales de fabricación propia es constatar que Málaga, además de «inglesa y mora, a la vez que es andaluza», como dicen los versos, un día al año puede ser holandesa y demostrar un amor desaforado por la bicicleta.

Se celebraba ayer el Día de la Bicicleta, colofón de la Semana Europea de la Movilidad, así que el Ayuntamiento lo hizo coincidir con el evento ¡La ciudad, sin mi coche!, así, con signos de exclamación y para ser más precisos, de sorpresa, porque el malagueño medio sigue abonado al coche y, pese a la crisis, continúan siendo legión los coches ocupados por una sola persona para ir al trabajo.

El panorama está cambiando y los carriles bici están dejando de ser vistos como ocurrencias de los políticos, a la vez que se extienden. De hecho, el Día de la Bicicleta sirvió para que el colectivo ciclistas Ruedas Redondas recordara que la red de carriles bici de Málaga está bastante incompleta. Y no sólo es la ausencia de carriles en Málaga Este. Socorro Castillo, miembro de este colectivo, recuerda que en su barrio, Churriana, «carriles bici hay muy poquitos no llegan a un kilómetro y no van a ningún lado, y eso que tenemos la playa a dos kilómetros».

Socorro recuerda cómo hay muchos niños de Guadalmar que están en la banda de música y van a Churriana jugándose el tipo, cuando podrían ir en bicicleta. «Le hemos propuesto un itinerario pero ellos... [en referencia a los políticos] por lo menos que mis nietas lo disfruten, que ya son ciclistas».

El Día de la Bicicleta es reivindicativo y de ahí que abunden disfraces llamativos y extravagantes como el de muñeca Barbie o huevo Kinder (¿habría dentro un regalo?). Pero también se reivindica este modo de transporte empleando bicis que se salen de lo normal. Es por ejemplo la que maneja el malagueño Miguel Téllez, que ayer se concentraba con el resto de ciclistas en la avenida de Andalucía a partir de las 10 de la mañana, para comenzar el recorrido por Málaga media hora más tarde.

Miguel está subido a una bici de grandes dimensiones con la estética de una moto Harley Davidson. «Esta bici es de Orlando Rodríguez, de Torre del Mar, que corre el campeonato de Europa de camiones», detalla. Todo el mundo se vuelve para ver la bici, aunque no todo el mundo está capacitad para llevarla. No sólo por sus hechuras sino por algo que exige la máxima precaución y los mejores reflejos: no tiene frenos.

El ciclista explica que practica mucha bicicleta con una peña de mountain bike, pero tiene algunas pegas: «En Málaga la mayoría de carriles bici valen poco, el de calle Parra por ejemplo, no está hecho como debiera», comenta.

Se escucha música de Champions. El himno del Málaga C.F. se abre paso entre la multitud. El estruendo, acompañado de muchas sonrisas, sale de un ingenioso artefacto de cuatro ruedas cuyo techo es un enorme escudo del Málaga. En el interior, para retar a todos los organismos antidopaje, un sanísimo bocadillo de casi metro y medio de largo a base de tomate y jamón serrano con un chorro de aceite. Delante de la bici malaguista, de la que todavía cuelga alguna fotografía de Pellegrini, va un supuesto jeque repartiendo billetes de 50 euros. Lástima que sean más falsos que un unicornio.

Uno de los responsables de todo este despliegue de imaginación futbolera es Ángel Mesa, quien por cierto luce un casco con los colores blanquiazules. Ángel cuenta que todos los años, unos 30 vecinos de la Granja de Suárez salen con este alegre homenaje al Málaga. «Y cada año lo vamos ampliando». El bocadillo, por cierto, pese a que por la longitud podrían entrar dudas, está de primera división. Ángel aprovecha para comentar que también usa mucho los carriles bici, «pero faltan todavía» y recuerda la mala conexión que hay precisamente con su barrio, la Granja de Suárez.

Y de Puerta Blanca viene Pedro Florido que está jubilado. La bicicleta, precisamente, ha hecho que su jubilación esté presidida por la palabra júbilo: «La uso todos los días para ir de Puerta Blanca al Centro y a veces hasta la Malagueta y si acaso, tiro para arriba».

Pedro calcula que pedalea no menos de una hora al día y se lleva como recuerdo entre 10 y 12 kilómetros de paseo. «Me viene muy bien para hacer ejercicio, antes tenía una de carrera pero era más incómoda y me he pasado a esta que es de paseo», explica. Este jubilado pone buena nota a los carriles bici, aunque señala que en su trayecto diario falta un tramo en la zona de la estación de tren.

Antonio Ruiz, otro ciclista, utiliza un disfraz con hojas que también emplea en Halloween. Disfraz aparte, cree que los carriles bici en Málaga son complicados para los niños «porque hay muchos cruces de semáforo y tienes que estar pendientes de ellos». A su lado están Zacarías Ohaddou y Fuad Douhami, ciclistas y voluntarios de la Cruz Roja que vigilan el paseo. Los voluntarios siguen la carrera por tramos y se comunican por walkie talkie para ver si hay alguna incidencia, la mayoría, pequeñas caídas por la densidad de bicis.

Y en la plaza de la Marina, la EMT exhibe sus nuevos autobuses híbridos, eléctricos/diesel y los restaurados por la Asociación Tranbus. Miguel Ruiz, gerente de la EMT, aprovecha para recordar que la red de alquiler de bicis municipales sólo lleva un mes, está creciendo y ya hay 1.500 personas registradas. La idea es pasar de 7 estaciones a 20 en los próximos meses y esperar a que los futuros carriles bici de Málaga Este ayuden a que esta iniciativa se consolide en toda la ciudad.

Málaga fue una ciudad holandesa el 22 de septiembre de 2013. Sólo faltaron los molinos y algún cuadro de Rembrandt.

Los ciclistas opinan

Socorro castilloRuedas Redondas y Churriana

La representante de Ruedas Redondas, vecina de Churriana, critica que los carriles bici del barrio «no llegan a un kilómetro y no va a ningún lado, no unen nada y eso que tenemos la playa a dos kilómetros». Socorro subraya la necesidad de unir por carril bici Churriana y Guadalmar.

Miguel téllezCiclista de altura

A los mandos de una bicicleta de grandes dimensiones, Miguel Téllez explica que es usuario de los carriles bici de Málaga «pero la mayoría valen poco» y pone de ejemplo el carril que más utiliza, el de calle Parra, «que no está hecho como debería».

Pedro FloridoDe bici diaria

Acompañado de su familia, Pedro Florido es vecino de Puerta Blanca y utiliza a diario la bici para ir al Centro «y a veces hasta la Malagueta». En total, «de 10 a 12 kilómetros, una hora que me viene muy bien». Puntúa alto los carriles bici de su trayecto, aunque falta el tramo de la estación.

Ángel MesaCiclista y malaguista

Su bicicleta es una cuatro ruedas homenaje al Málaga C.F. que pasea con 30 vecinos de Granja Suárez. Ángel Mesa es usuario de los carriles bici y cree que en Málaga «faltan todavía» y en especial echa en falta una buena conexión con la Granja de Suárez.