Marian, de 22 meses, Madana, un pequeño de apenas dos años, y Aminata, de cuatro, ya están en Málaga. Llegaron el pasado miércoles procedentes de Mauritania acompañados por personal de Aviación Sin Fronteras. Como equipaje, varias enfermedades graves que no son operables en su país. En el aeropuerto les esperaban Natalia Parra, responsable de la Fundación Tierra de Hombres en Málaga, y las tres familias de acogida que les darán un hogar hasta que los médicos que les van a tratar les den el alta médica y puedan regresar a su país, ya curados.

A Madana y Aminata, que tienen problemas cardiacos graves, les esperan el equipo médico de la Unidad de Corazón y Enfermedades Cardiovasculares del Hospital Materno Infantil, con los que tienen cita el próximo 5 de diciembre. Marian, la más pequeña de la expedición, padece una displasia de cadera que atenderán, también de forma altruista, en el hospital Parque San Antonio de la capital, centro que hace unos meses ya trató a su hermana de la misma patología.

Explica Natalia que el proyecto de Atención médica especializada-Viaje hacia la vida empieza en el terreno, véase, en el país de origen. Togo, Benín, Guinea Conakry, Senegal, Mauritania y Marruecos, «porque siempre que sea posible la atención se prestará allí». Si no tienen medios técnicos ni personal médico especializado para corregir problemas graves de cardiología, traumatología, maxilofacial, urinario e incluso visuales, es cuando se pone en marcha la maquinaria para traerlos a Málaga.

En el caso de los tres pequeños que acaban de llegar, los trámites comenzaron el pasado verano, cuando los médicos de aquí aceptaron sus casos. Entonces, Natalia empezó a buscar familias de acogida. En Málaga hay 22, «gracias al boca a boca», aunque actualmente no todas están disponibles. De hecho, hacen falta más. Su papel es «un puntal» fundamental para el desarrollo de este programa, como también el de los 33 voluntarios que dan apoyo a estas familias y a los menores. El otro son los médicos, «profesionales que se entregan con todos y cada uno de los caso; después de las intervenciones, les hacen el seguimiento, tanto en Málaga como en su país, hasta que les dan el alta médica definitiva».

La fundación corre con los gastos del viaje, que rondan los 500 euros, mientras que del papeleo se encarga Natalia. Es necesario el informe favorable del Servicio de Menores de la Junta, como también de Extranjería, documentos imprescindibles para conseguir el visado. Además se ocupa de empadronar al menor y de tramitarle la tarjeta sanitaria. Pero es que si, como en su caso, la estancia del niño va a ser prolongada (su «hijo» Barry, de Senegal, ha estado en Málaga de forma intermitente desde 2008) también gestiona su escolarización. La delegación de Málaga, aseguran desde la Fundación, «es ejemplar».

Natalia, madre de dos hijos, empezó a colaborar con Tierra de Hombres como voluntaria. La convenció su cuñada, que era madre de acogida. Entonces conoció a Moctar, un pequeño de 5 años de Mauritania que no tenía mandíbula, y cuyo tratamiento finalizó hace un año, «aunque este verano ha regresado por un problema con los implantes». Ya había dejado de trabajar cuando, ya como familia de acogida, entró en su vida un senegalés de apenas 5 años, Ablaye Barry, que tenía estrofia vesical y al que hubo que recomponerle todo el aparato urinario, obra de ingeniería de la que se encargó el equipo del doctor Jaureguizar, del Hospital La Paz de Madrid, en coordinación con el equipo de Urología del Materno.

Desde junio del pasado año compagina su papel de madre de acogida con el «papeleo» que conlleva traer a estos niños. «Al principio me negué, pero hoy me alegro porque ahora no participo con uno solo, sino con todos; les busco familia, los recojo en el aeropuerto, les acompaño junto a su familia de acogida a las consultas y el día de la operación, pero también paso el trago de despedirlos en el aeropuerto, cuando ya regresan a su país», momento que asegura es triste, aunque «cuando echas la vista atrás y recuerdas en qué condiciones llegaron, te das cuenta de que merece la pena». Ellos se van con una maleta llena de vivencias y del cariño de todos, desde la familia de acogida, a los compañeros del colegio o el equipo médico, y a sus familias de Málaga les queda el contacto permanente y la satisfacción de haberles devuelto la sonrisa.

Málaga acoge a 63 menores desde 1997

Además de los tres pequeños que acaban de llegar, en Málaga hay actualmente otros cuatro niños viviendo con familias de acogida. Algunos están en fase de tratamiento y otros pendientes de revisiones médicas, caso de Barry, el menor de Senegal que vive con Natalia y Felipe, y que, finalmente, pasará las fiestas navideñas con su «otra familia», la de Málaga. Esta provincia lleva recibiendo niños, a través de la Fundación Tierra de Hombres, desde 1997.

Un total de 63 menores, la gran mayoría de los cuales han sido atendidos en el Materno, merced al programa de cooperación internacional que la Junta de Andalucía tiene con la fundación y su programa sanitario Viaje hacia la vida. En el mismo también participan de forma altruista el Parque San Antonio y la clínica dental Avilés y Román, con intervenciones puntuales.

Con este programa también colabora desde el año 2010 el Ayuntamiento de Málaga, cuya ayuda se destina a financiar la parte de asistencia médica (gastos farmacéuticos y hospitalarios) pero en el país de origen, en concreto, en Mauritania.

La Fundación Tierra de Hombres, que se creó en España en 1994, tiene delegaciones en Galicia, Navarra, Euskadi, Madrid y Andalucía, comunidad que tiene grupos de trabajo en Sevilla, Córdoba y Málaga.