Quedan tres días para que se inicie la huelga de limpieza en Málaga y la solución todavía parece lejana. No mejora el hecho de que Limasa presente hoy el ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) a los 1.276 trabajadores de la empresa, que se aplicará a partir del 1 de enero. Ni tampoco que el comité de empresa rechace de plano todo acuerdo que implique una rebaja salarial en los trabajadores.

Las posturas siguen separadas, como se comprobó ayer en un nuevo encuentro entre trabajadores y empresa, aunque no fuera para negociar un acuerdo sino para repasar la propuesta de ERTE con la Inspección de Trabajo. El informe, sin ser vinculante, refrendó la legalidad del ERTE y ha dado alas a la empresa, que hoy presentará la petición mientras se mantiene abierto un diálogo con los trabajadores, con los que hay otras dos reuniones previstas antes del inicio de la huelga.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha vuelto a citar a los trabajadores el miércoles por la noche a una nueva reunión. Otro encuentro que se antoja maratoniano con la esperanza de desactivar la huelga 24 horas antes de su inicio. Los trabajadores insisten en que es una pérdida de tiempo si no cambian los planteamientos de recortes, como afirmó ayer el presidente del comité de empresa, Manuel Belmonte.

Si esta reunión falla, quedará un último y tímido cartucho el jueves, durante la reunión para conocer los servicios mínimos de la huelga. Sin embargo, si la reunión del miércoles noche fracasa, parece que poco se podrá hacer para abortar la huelga de limpieza, al menos su inicio.

El acuerdo que evitaría el paro de la plantilla y el ERTE tiene un coste de 6,8 millones de euros para la empresa, que es lo que quiere ahorrar para cuadrar los presupuestos de 2014 a 2016. Para los trabajadores el precio de la desconvocatoria es mantener el poder adquisitivo y aplicar también los recortes a directivos y a los beneficios empresariales que aseguran que mantiene Limasa.

El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, se mostró optimista ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo, ya que considera que las posturas no están tan alejadas tras dos intensas reuniones entre el Ayuntamiento y los trabajadores en los últimos sábados. Jiménez subrayó que la propuesta que está encima de la mesa es coger las vacaciones de verano a lo largo del año y trabajar uno de cada cuatro festivos, lo que ahorraría 4,5 millones a costa de los eventuales. Además, plantea bajar un 1,65% el sueldo y congelarlo hasta 2017, con un acuerdo que se mantenga cuatro años.

Para el concejal esta propuesta municipal no se aleja mucho de las dos realizadas por el comité de empresa, que plantea el mismo ahorro con los descansos y las vacaciones o una rebaja del 2,6% para 2014, con un acuerdo para sólo un año. Raúl Jiménez insiste en que combinar ambos planteamientos y extendiendo el acuerdo hasta finales de 2016 permitiría salvar las cuentas de Limasa y retirar el ERTE, evitando además la huelga. «Si unificamos el esfuerzo, el acuerdo será posible», explicó el edil de Medio Ambiente, quien insistió en que el acuerdo sea hasta el final del contrato de Limasa «porque los ciudadanos no pueden estar todos los años con la amenaza de huelga».