Eliminar los malos olores de la desembocadura del Guadalhorce es una asignatura pendiente de la ciudad y el último intento todavía está en duda de si será suficiente para conseguirlo. El fracaso de la embarcación elegida para llevarse los lodos del cauce obligó a cambiar el sistema de limpieza por limpiar y hormigonar el lecho del río. Sin embargo, el presupuesto disponible, unos 470.000 euros adjudicado a OHL, se demostró insuficiente para actuar en todo el tramo entre los puentes de la Misericordia y el Carmen. Finalmente sólo se llegará a la mitad.

El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, reconoció que el presupuesto es insuficiente para avanzar más allá de donde está la presa que retiene el agua de la desembocadura, pasado el CAC y a medio camino entre los dos puentes. No obstante, el edil mostró su confianza en que las obras acometidas sean suficientes para eliminar el problema de los malos olores, al actuar en la zona más problemática.

Los trabajos afrontan ya su recta final, con idea de terminar en los próximos días tras eliminar los lodos del lecho del río y cubrir con una capa de hormigón esa superficie. De esta moda se facilita la futura limpieza de esta parte del cauce y se ayuda a que no haya tanto material estancado en el cauce. Este nuevo suelo, sin embargo, no llegará al puente del Carmen, como reclamaban los vecinos, para limpiar todo el tramo con agua de la desembocadura.

Retrasos

El cambio en el sistema de limpieza del cauce está detrás de la imposibilidad de que el presupuesto de adjudicación sea suficiente para completar la mejora de todo el tramo entre los puentes del Carmen y la Misericordia.

Inicialmente estaba previsto que una embarcación proveniente de Suiza se encargada de absorber los lodos acumulados en el lecho y cuya descomposición provoca los malos olores. Finalmente se descartó después de que se estropease al segundo día y se viera que era inadecuada para trabajar en un entorno con tan poca profundidad. La segunda opción, que es la aplicada en la actualidad, consiste en retirar los lodos de las escolleras, vaciar el cauce tras construir una pequeña presa, y pavimentar el lecho, de forma que se limpie mejor y facilite la circulación del agua.

Aunque el muro de contención se iba a situar a la altura del puente del Carmen, finalmente se situó pasado un poco el CAC, para ajustarse al presupuesto.

Esta medida, sin embargo, es sólo una actuación provisional para reducir el impacto de los malos olores, ya que el arreglo definitivo deberá ser una actuación de más calado que requiere un cambio de funcionamiento de la presa del Limonero.