­Las campañas de inspección fiscal del Gobierno están dando sus frutos en la lucha contra los pagos en negro. Actualmente se estima que mueven uno de cada cuatro euros en la provincia, un 25% de la actividad económica, una cifra sensiblemente menor del 28,6% que se estimaba al cierre de 2012.

Los datos aportados por el presidente del Colegio Oficial de Economistas, Juan Carlos Robles, señalan que la economía sumergida sigue teniendo un peso muy importante en la provincia, aunque ha remitido levemente. Sin embargo, el propio Robles vaticina un fracaso en la erradicación de esta práctica a medio plazo.

Los altos impuestos y la subida del IVA se han convertido en excusas perfectas para que muchos malagueños recurran a la práctica de no declarar su actividad económica. Una forma de reducir costes ante la fuerte presión fiscal a las empresas y consumidores.

«La presión fiscal se ha reducido un poco para este año, pero no es suficiente y se sigue sin acometer una gran reforma fiscal», asegura Robles, quien advierte de que los fuertes impuestos a los empresarios y la subida del IVA a los consumidores forman el caldo perfecto para incentivar esa economía sumergida.

Incentivo

«Nadie ha hecho nada eficaz para eliminarla», indica el presidente de los economistas malagueños, quien apunta que ninguno de los dos grandes partidos ha dado con la receta adecuada. Eso sí, lo que tiene claro es que una reducción de determinados impuestos podría incentivar la regularización de mucha actividad económica: «Si lo que tiene que pagar no es mucho, preferirá hacerlo a arriesgarse a una multa».

La economía sumergida se ha convertido en el refugio de muchos malagueños en paro y pequeñas empresas azotadas por la crisis, por lo que cada euro ahorrado cuenta. Eso se ha convertido en el mantra de muchos consumidores y empresarios, que justifican así esta evasión de impuestos.

Aunque Robles reconoce que los datos de lo que mueve la economía sumergida es siempre aproximado, ya que al estar fuera del circuito oficial no está contabilizada, estima que se ha reducido de forma notable en dos años.

Las patas del fraude

La economía sumergida se fundamenta en dos grandes patas: la laboral y la fiscal. En el caso de los fraudes de carácter laboral el principal problema son los impagos a la Seguridad Social de los empleados contratados, que reciben el sueldo en dinero negro, evitando la regularización de este mercado. Sobre los fraudes fiscales, lo más habitual es evitar la declaración del IVA en las transacciones, quizá la práctica más extendida en pequeñas obras, así como en muchas empresas de servicios.

Los Técnicos del Ministerio de Hacienda explicaron que el aumento del paro ha contribuido a este fraude, así como las subidas de impuestos que no fueron acompañadas por un eficiente control tributario.