El proyecto de la Casa Invisible nació en 2007 con su okupación. Cuatro años después la organización y el Ayuntamiento -propietario del inmueble- se pusieron de acuerdo para legalizar el proyecto, que no llegó a suscribirse. El pasado 23 de diciembre el Consistorio decidió clausurarlo por seguridad ante la mala situación del edificio, motivo por el que los integrantes del proyecto salieron ayer a la calle, junto a otras 2.000 personas para pedir que no se cierre y que el inmueble se ceda para uso ciudadano y que el propio Ayuntamiento corra con los gastos de su rehabilitación.

En un ambiente festivo, los manifestantes bailaron, cantaron e, incluso, se disfrazaron. Bajo el lema #LaInviSeQueda pidieron ayuda a la sociedad malagueña para un proyecto de ocho años de vida y que, según confesaban, no está «muerto».

La Casa Invisible lanzó el pasado jueves una campaña de «crowdfunding» que en 24 horas logró recaudar 7.500 euros gracias a 170 personas y colectivos. Esto supone el 75% del mínimo establecido por la plataforma, que necesita este dinero para financiar las obras que permitan «subsanar las deficiencias» en las instalaciones señaladas por el Ayuntamiento de Málaga.