El metro de Málaga está a punto de cambiar su accionariado de forma radical, dando entrada a capital norteamericano y malasio, interesados en una infraestructura que ya cuenta con un plan de trabajo cerrado para su inauguración final en 2017 y unos interesantes beneficios asegurados para sus concesionarios.

El anuncio de Blackstone, uno de los mayores grupos inversores del mundo, de que opta a adquirir el 39,4% de las acciones de Metro de Málaga ha puesto sobre la mesa el cambio de las grandes constructoras. Si durante la época de bonanza optaron por diversificar su negocio aprovechando la gran liquidez disponible, ahora el camino es el contrario. Ya no importan tanto los proyectos a largo plazo -la concesión del metro termina en 2042- sino obtener liquidez para tapar agujeros y centrarse en su fin principal, sobre todo fuera de España.

Sando y Azvi han optado por vender sus acciones a Blackstone, un movimiento al que se ha unido Cajamar, también en la línea de desinversiones del sector financiero en otros sectores. En juego está un paquete de acciones con un valor nominal de 53 millones de euros, que según fuentes empresariales podrían casi duplicar su valor en la oferta de la inversora norteamericana.

El interés por el Metro de Málaga para Blackstone se mide en tres parámetros. Por un lado está un contrato que asegura unos beneficios fijos del 10% de su participación accionarial, lo que le asegura recuperar la inversión realizada en comprar acciones en 2042, cuando termina el contrato. Luego tiene otra fuente de ingresos que depende del número de usuarios que tenga esta infraestructura, que se estima en cerca de 21 millones de pasajeros al año a partir de 2017, cuando toda la red esté abierta. Es decir que esta operación le supondría más de cien millones de ingresos hasta que acabe la actual concesión.

También hay un elemento clave que casa con la política de actuación de Blackstone. Este fondo de inversión busca la operación financiera, no hacerse con el control de la gestión de la infraestructura, cuya mayor parte depende por contrato de la Agencia de la Obra Pública de Andalucía (AOPA). Así, esta operación no requiere de una especialización en el sector del transporte, sólo vigilar que se cumplan los compromisos.

Otros cambios en las acciones. El consejo de administración de Metro de Málaga también está viendo cómo en estos días Globalvía, uno de los grandes accionistas con un 15,30% de participación, ha sido vendida por FCC y Bankia a un grupo inversor malasio, Khazanah Nasional, que se ha hecho con el control de la participación en el metro de Málaga y Sevilla, donde tenía algo más del 88%.

Estos inversores están ahora aterrizando en los negocios participados por Globalvía y ya se han celebrado los primeros encuentros con la AOPA para conocer el estado del proyecto y las previsiones.

Puede que a medio plazo no sean los últimos cambios, ya que FCC quiere desprenderse de su 10% de Metro de Málaga, en la misma tendencia de desinversión de las grandes constructoras. Además, Comsa podría estar maniobrando para poner su 10% en venta.

Derecho de tanteo. La operación de compra de Blackstone está pendiente del derecho de tanteo que tienen la Agencia de la Obra Pública (como accionista) y el resto de empresas del consejo de administración. El primero termina el viernes sin que parece que haya contraoferta, como reconoció ayer el delegado de Fomento, Manuel García Peláez, quien admitió el interés por ampliar la presencia de la administración autonómica (ahora un 23,69%), pero también su imposibilidad financiera para asumir el desembolso.

La situación de las cuentas públicas «no facilita esa operación», manifestó ayer, aunque subrayó que pedirá información de la operación.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, afirmó que tampoco el Ayuntamiento está valorando la posibilidad de entrar en Metro de Málaga. «Intentaremos ayudar para que el desarrollo de esta infraestructura sea el mejor posible, pero sin tener que ser accionistas», declaró.

«En el arranque había reservado un 10 por ciento para el Ayuntamiento y luego se cerró la puerta», indicó, agregando que «esas cosas tienen su tiempo, pero ahora no tenemos previsto ese tema, ni tenemos una partida presupuestaria ni entra en nuestro campo de interés».