Mientras que unas asociaciones destacan la capacidad de la concejala, su interés por resolver los problemas y su presencia en la calle «y no encerrada en un despacho, que es donde se aprende y se vive», destaca Guillermo Jáuregui, de Gamarra, otras le achacan que ha «vaciado de contenido los órganos de participación», como denuncia Antonio Baena, de Granja Suárez. Su posición es crítica en este sentido, si bien alaba el buen talante de los responsables políticos del distrito. «Cuando se le llama viene. Es accesible, trabajadora y luchadora. El tema no está en eso». Eduardo Zorrilla, portavoz de IU en el Ayuntamiento, señala que prima los contactos bilaterales y que las comisiones o consejos territoriales no cumplen con su función, y que la concejala «discrimina a unas asociaciones respecto a otras».